Si algo podemos decir de Standstill sin que nadie nos lo pueda tirar por tierra es que son evolución en estado puro. Empezando su carrera por un hardcore potente y gritón han ido pasando por etapas distintas (todas ellas brillantes a su manera) hasta llegar a un «Vivalaguerra» que por fín los ha terminado de encumbrar para la mayoría del sector independiente. Ahora el paso que han dado es presentar de una vez por todas el show a juego con el disco, «1, 2, 3».
El lugar elegido fue la Casa de América, que cumplió sobradamente las expectativas a pesar de un calor realmente sofocante. Primero, Gabo Ferro pasó sin pena ni gloria por el jardín en un set excesivamente largo y monótono. Al final eso resultó en una amplia cola en las escaleras que llevaban al auditorio dónde Standstill dejaría a todos impresionados.
La gymkhana de los catalanes comenzó con Ricky Lavado (batería del grupo) que vino a buscarnos con un Camping Gaz para iluminar levemente el camino. Ya en el recinto invitó a todos a sentarse completamente a tientas, tanto en el suelo como en sillas. Se hizo levemente la luz y comenzó una proyección sobre todos los ex-Standstill hablando sobre el grupo y sus vidas. Bastante interesante, sobre todo Rubén (ahora en It’s Not Not) y su entrañable madre.
Después ya empezó el concierto, del mismo modo que «Vivalaguerra»: «1,2,3 Sombra». La banda nos rodeaba bien pegaditos a la pared y en el centro sentados como podíamos nos dejábamos el cuello en ver a cada miembro de la banda. De este modo, la banda se repaso casi al completo el reciente disco con incursiones poco habituales como la de «Aire» o más al uso como «La Risa Funesta» y «La Mirada De Los Mil Metros» que invitaban mas a estar de pie que en la poco comoda posición que debíamos mantener. Sin duda alguna, excesiva incomodidad para esta parte de concierto, que terminó resultando algo agotador.
Posteriormente, Enric marchó con su silla y su guitarra al centro de la sala. Vibrantes versiones de «Yo Soy El Presidente De La Escalera» y una muy emotiva «1,2,3 Sol» que quizás hubiera sido mucho mas divertida como parte de la fiesta posterior. Esa fiesta de la que habló no fue otra que una colosalmente grande «¿Por Qué Me Llamas A Estas Horas?» que repentinamente fue interpretada por Enric encima de su silla mientras luchaba con el confetti y los globos gigantes. Romper un silencio así, no tiene precio.
Para finalizar se fueron junto al Ricky batería para rematar con un concierto mas al uso. De entre todo eso llegaron guiños a su pasado hardcore con «Two Minutes Song» y a su homónimo con «Feliz En Tu Día», «Poema Nº 3» y un final muy bello con «Cuando».
Standstill siguen cotizando al alza en sus actuaciones madrileñas, y en esta ocasión ofreciendo un espectacular concierto, repleto de sorpresas. Siguen siendo lo mejor que tenemos…