De siempre he sido muy aficionado a leer libros de historia. El final de un libro de historia siempre es conocido, así que lo que uno va buscando normalmente es una serie de anécdotas, que la peripecia este bien contada y que si no, por lo menos, el libro se haga ameno. Con este concierto de Skizoo, uno iba buscando un poco eso. Después del esperanzador disco de debut, con cuatro o cinco temas que era para enmarcarlos, el mes pasado Skizoo lanzaban su segundo disco «Incerteza», que no es para llevarse las manos a la cabeza, pero que el mejor resumen que puede aplicársele, es que vale para decir que tienen un segundo disco, y no para otra cosa, porque ni supera, ni aporta nada nuevo al anterior.
Bajo ese supuesto, y habiendo estado en su anterior concierto en Madrid, que colmó más que de sobra todas mis expectativas, y sabiendo ya como se desenvuelven esta gente en escena, es decir, fenomenal base rítmica y voz, con un Morti en su papel (o realidad) de loco controlado, con paradas entre canción y canción chocantes y para cantar los estribillos de las canciones, con los dos ex-Sôber en plan «guitar hero», lo que quedaban eran las anécdotas, comprobar la ejecución y que el resultado se hiciera ameno.
Las anécdotas estuvieron curiosas. Por dos veces se equivocó Morti con la canción a interpretar, el recuerdo a Big Simon estuvo presente, aunque yo me quedo con dos momentos de hilaridad: Morti poniendo pose de Nosferatu en «Tu peor pesadilla», y la frase de «quiero ver un mar de cuernos», antes de interpretar «Dame aire». Sin comentarios.
En la ejecución, estuvieron perfectos. Ya digo que yo me destaco la sobriedad de Dani y Edu, con los coros del propio Edu y con la voz de Morti, pero si algo hay que destacar en esta ocasión fue la tremenda perfección del sonido. Normalmente sueles decir aquello de «súbeme un poco ese bajo» o «no oigo al cantante», pero en este caso, fue de 10 lo de la mesa de sonido, con unos tíos disfrutando (literalmente, no pararon de bailar) de su trabajo.
Pero en dónde a mi me hizo aguas el concierto, fue en la amenidad. Excesivo un concierto de 21 temas, para una banda que sólo tiene 22, cuando el conjunto de temas se define en una línea muy parecida. En la versión 16 temas del concierto anterior, incluyendo 3 versiones, el set list se me hizo infinitamente más adecuado. Demasiado tuve que mirar la hora en un concierto de hora y cincuenta minutos, que se me pareció largo, largo …
Por otro lado, de lo que también quiero dejar constancia es que no me parece lógico que a los madrileños nos «cascaran» 15,5 euros por la entrada, mientras que a los valencianos y con teloneros, sólo pagaran la mitad, que sí, que tocaron mucho tiempo y Joy Eslava es un lujazo (que te clavan 5 euros por una Heineken), pero no está, para nada justificada la diferencia de precios.
En definitiva, que si de algo hay que calificar el concierto fue de efectivo y pulcro y para fans acérrimos de la banda, como demostró la ovación cerrada final, pero repitiendo esquemas de temas en la misma línea como en «Incerteza» y ofreciendo un set list tan monocorde, no creo que esta banda dé el salto y llegue a un público multitudinario, como para el que parece que esta «superbanda» esté montada, como en su momento hicieron los extintos Sôber.