Concierto extraño el del regreso de Shellac a Madrid, tras sus conciertos anuales vitalicios en el festival Primavera Sound de Barcelona, aterrizando en el suelo de la Nave de Música de Matadero Madrid. El concierto inicialmente se iba a celebrar en la sala Rock Kitchen y el horario se vio retrasado unos días antes, según la promotora por haber sido arrastrados por una obra de teatro en el propio recinto.
Todo esto sería una anécdota de no ser porque el concierto sufrió de unas cuantas inclemencias e imprevistos, motivadas en algunos casos por fallos organizativos de los promotores, de los responsables de la sala y de la mala suerte. El show de Albini y compañía por primera vez no terminó con la batería de Todd Trainer desmontada al son de «The End of the Radio» y «Spoke» sino con la presencia policial que invitaba a acabar el concierto cuando había llegado a la hora por las quejas vecinales. También es cierto que el cambio de sala de Rock Kitchen al Matadero trajo luces y sombras, ya que aunque el sitio nuevo era más cómodo e interesante el sonido sólo era lo necesariamente bueno que una banda como Shellac necesita desde mitad de sala hacia atrás (en la mesa de mezclas era perfecto). Tampoco beneficiaba nada el hecho de tener una sala con mucha amplitud, ya que la pegada de la batería de Todd y el bajo de Bob Weston se perdía en las alturas.
El público se encendió ante un coitus interruptus de concierto que iba in crescendo a todas luces. Inevitable que sucedieran los silbidos al corte de actuación, e inevitable que las cosas se calentasen demasiado ante una entrada de veinte euros, pero finalmente la promotora consiguió arreglar todo los días posteriores incluso devolviendo el importe de la entrada y con unas disculpas que no estamos acostumbrados a leer en este mundillo.
Antes de todo esto el trío había hecho lo que suele ser tradición en sus conciertos: potencia sonora, pegada absoluta de la sección rítmica, bromas irónicas de Bob Weston incluyendo las típicas ruedas de preguntas (en una de ellas mostró su bala baba el señor Weston mofándose de los fotógrafos). Además de todas esas señas de identidad sonaron «A Minute», “Wingwalker”, «My Black Ass» o «Steady as She Goes», así como alguna que otra pieza nueva. Esperemos que esto último signifique que por fin sacaran disco y que volverán por aquí a desquitarse del concierto extraño de Madrid.