Asistir a un concierto de Sex Museum es un acierto seguro. Da igual cuántas veces los hayas visto o que incluso no controles demasiado su discografía: la banda de los hermanos Pardo y Marta Ruíz es uno de los mejores ejemplos de lo que es exudar ROCK por los cuatro costados desde hace décadas en nuestro país. Diría que de hecho su hábitat natural es el directo, y que discos como el reciente “Big City Lies” existen ante todo para justificar una nueva gira más allá de sus propios valores.
Pero la velada no pareció empezar con buen pie. Un reducido grupo de personas se paseaba por una algo desangelada Malandar a un cuarto de hora de comienzo, por lo que temimos por el nuevo triunfo de una banda que siempre precisa de su público para llegar a las más altas cotas. Así las cosas, mientras seguía entrando gente hasta superar el medio aforo, la banda subió y empezó a rockear, ajena aparentemente a esta falta de asistencia, tirando de la profesionalidad adquirida con los años.
Desde el principio lo dieron todo, y al poco, durante la dupla “Black Mummy” y ”Two Sisters”, consiguieron levantar al personal. Y es que con una banda en la que cada miembro derrocha tanto carisma, desde el contoneo continuo de Miguel Pardo, un frontman como los hay pocos en este país, pasando por la concentración a las teclas de Marta y al bajo de Javier, el rimo sólido de Loza y el derroche de simpatía de Fernando y sus discursos, no es difícil contagiar de entusiasmo a un público ansioso de absorber rock.
Y la fórmula es simplemente entregar lo que se les pedía, decibelios y hacérnoslo pasar bien. Entre los temas nuevos de “Big City Lies” pudimos oír su habitual mix Deep Purple-Beastie Boys, que no por viejo conocido dejó de funcionar, y el “Have Love Will Travel” de The Sonics, junto a clásicos propios como “Wassa Massa” y, sobre todo, “Flying High”. El sonido además era perfecto, con guitarra y batería atronando y, sobre todo, un Hammond que no quedaba en ningún momento en segundo plano y que marca ese punto psicodélico característico de los madrileños.
Tras un divertido altercado por parte de un enfervorecido fan al comienzo del bis con la instrumental “Huesos de santo”, en el que se hizo con el micro y tuvo que salir Miguel para pedir amablemente que lo dejara, la banda entregó otro puñado de clásicos, entre ellos uno de sus temas más conocidos, “I Enjoy the Forbbiden”, y el nuevo sencillo “Circles in the Salt”, para terminar de meterse al público en el bolsillo tras dos horas de directo. Y es que puede que haya pocas novedades en un concierto de Sex Museum para el fan de siempre, pero su entrega es tal que consigue contagiar a veteranos y novatos por igual.