El triple cartel inicial prometía mucho, pero G.A.S. Drummers se cayeron dejándolo un poco cojo en la relación calidad precio, aunque sólo fuera por esta ausencia que nos dejó la miel en los labios. Y es que a Nothink ya hemos tenido muchas oportunidades de verles. Por otro lado, el hecho de que fuera el penúltimo concierto de Same Old hacía que la cosa siguiera valiendo la pena, incluso en estos meses hipersaturados de conciertos y solapamientos.
El Balcón registraba un lleno moderado, aceptable pero tal vez esperábamos más habida cuenta de que la relevancia alcanzada por los madrileños y lo especial de la cita para los vitorianos. Sorprendentemente y en un gesto que les honra, Nothink ejercieron de teloneros y abrieron para Same Old dedicándoles halagos en todo momento. Era obvio que había más gente para ver a los madrileños sin embargo y una vez más, su concierto fue in crescendo. Empezaron con «Melting Sun» como su tercer largo y apenas calentados despacharon la siempre emblemática «Enemy’s Meeting Point» todavía con el público algo tímido.
A medida que avanzó la cosa el público se calentaba, respondía a los momentos de dar palmas por ejemplo en «Welcome to the Hill Valley», etc. si bien pareció algo más frío que en anteriores ocasiones. Pero no faltó quién coreó el explosivo estribillo de «Kill! Kill! Genocide», entre otras, sobre todo del Spotlights. Y es que no nos cansamos de repetir lo superior que ese disco es, no ya en la carrera de Nothink sino en la historia del rock alternativo nacional.
Sin embargo el concierto estuvo más enfocado que nunca a Hidden State, algo lógico pero que poner en cuarentena. Y no es que no cumplan temas como «In a Row», pero en otros como «Era» los melódicos quedan un tanto deslucidos. En cambio, cuando hacia el final abordaron «Inerzia», quizá la más agresiva de pudimos notar que a la banda se la ve más solvente en los temas más cañeros y con Juan tirando más de garganta y menos de melódicos. Acabaron con el tono optimista de «We Live On» quedando claro que estas dos últimas canciones marcaron los momentos más álgidos de su último disco a la hora de ser abordadas en directo.
Lo cierto es que Nothink tienen a estas alturas grandes temas para regalar y es normal que echemos en falta siempre alguna. Sin ir más lejos hay quién pedía a gritos «Silver Bridges to Heaven» que dada su complejidad nunca cae, pero estaría bien verla algún día. Yo personalmente hubiera vibrado con una «Reading Between the Lines» que tal vez podrían haberse planteado de haber podido estar presente Dani de G.A.S. Drummers. Pero manías personales aparte, lo de olvidarse de «Mexican Believer» no deberían repetirlo a menudo.
Después vendrían Same Old y como era de esperar, parte del aforo abandonó. Algunos antes y otros durante el concierto. Una pena porque si bien es cierto que no gozan de la concreción orientada a temas directos y pegadizos de los madrileños, sus seis miembros luchando por moverse apretados en el escenario, demostraron de nuevo un directo más que solvente, casi íntegramente orientado a sú último disco de culto título, «Traidor, inconfeso y mártir». No sabemos de la influencia de Zorrilla en su música, pero desde luego la de The Mars Volta es bien notable, como ya les pasara a Standstill durante un tiempo y a quienes los alaveses también recuerdan, claro.
Así empezaron a caer temas de este disco que el propio Omar Rodríguez López podría llegar a creer que es obra suya, especialmente dada su incontinencia creativa. Son unos tonos tan exóticos y cálidos, con una rítmica tan pronunciada que a veces en directo sonaban en exceso empastados y poco espaciados. En definitiva, que llevaban a sensación de monotonía en ciertas ocasiones. Dicho esto, daba gusto ver a la banda extraordinariamente solvente y bastante cómoda en el escenario, por lo que podemos decir que se trata de una separación por todo lo alto, en un momento dulce, al menos en lo creativo.
Los rastros de las sensaciones amargas antes citadas fueron además evaporándose hacia el ecuador y la intensidad creció exponencialmente en los últimos temas, que se notaban elegidos también por la fuerza de sus letras. Se une esto a un vocalista discreto en lo escénico pero que puso todo de su parte para jugar con los elementos de la sala, subiéndose a un ampli apoyado en la jaula o a la barra que marca el centro de la sala. Mientras tanto se sucedían los espasmos a ritmo de bajos atronadores, baterías exóticas y teclados psicodélicos de temas como «Los Santos» o «Volátil Prosa».
No parecían tener intención inicial, pero una vez finalizados, y aunque el desalojo de público continuó, algunos fieles pidieron más, Finalmente salieron agradecidos a rescatar de su anterior disco la emblemática «Levanta bien la voz». En este tema de perfecta contundencia rítmica y mayor nitidez pudimos observar como tal vez Same Old fueron demasiado lejos en su evolución hacia terrenos progresivo-psicodélicos. En todo caso nos lamentamos por perderles y nos congratulamos a la par por haber tenido la oportunidad de verles en su despedida escénica.