A veces son los eventos a los que asistes sin demasiadas expectativas los que terminan creciendo y pintando una sonrisa más amplia en tu cara. El de Raül (Refree) en la sala El Sol de Madrid, para los que no habíamos quedado demasiado encantados por «Matilda», fue uno de los mejores ejemplos.
Nacho Umbert se ha llevado muchos halagos este año que acabó, con un disco tan completo como «Ay». La labor de abrir él dicho concierto era otro atractivo a tener en cuenta para la velada de Refree en Madrid, aunque el hecho de que fuera en formato íntimo y acústico le resto interés. Aún así, ese aire de cantautor oscuro y surrealista que comenzó titubeante terminó consiguiendo la atención de una sala que se había ido llenando según avanzaban los minutos del concierto del ex-Paperhouse.
En seguida apareció Raül Fernández y sus chicos para comenzar el esperado regreso de Refree a Madrid. «Matilda» lo ha vuelto a poner de actualidad con ese sobrenombre, pero al propio Raül le hemos podido ver ayudando en la composición o producción de muchos otros artistas: desde el formato banda del propio Nacho Umbert hasta artistas internacionales como Josh Rouse, del que se contó una anécdota con el Moonwalker de Michael Jackson mediante.
Si tuviéramos que dar un motivo clave para que el concierto de Refree triunfase de un modo tan claro, este sería sin duda el propio buen hacer de los músicos. Ya no es sólo que Raül sea un tío tan majete y entrañable, sino que su banda hace de una música tan compleja y llena de matices, algo limpio, claro y sencillo. El piano de «Ciempiés», por ejemplo, sonaba juguetón sin más. Igualmente, su baterista Oriol medía las intensidades de cada golpe de una manera infalible en temas como «Batís» o «Raisa». Si a todo esto sumamos un repertorio muy variado y la comunión de Raül con su público, nada podría salir mal.
Aún atisbado que el concierto se terminaba haciendo un poco largo, hay que reconocer que el trabajo que hay detrás de Refree es toda una lección musical. En concreto, la de llevar al directo lo esencial de algo complejo. La capacidad de sintetizar con lo mejor, junto al talento rebosante.