A pesar de los muchos conciertos a los que va uno, este quince de febrero lo tenía uno marcado en la agenda en negrita y con letras fosforescentes. Está claro que tras múltiples cambios en la formación, Queens Of The Stone Age, se han convertido, si no lo eran ya, en la banda de Josh Homme, pero el repertorio y el carisma del cantante – guitarra hacían ineludible acudir a la cita madrileña, aunque por otro lado, como demuestra su último disco, Era Vulgaris, la banda no esté viviendo su mejor momento artístico. Además y por si que daban dudas, estaban anunciados como teloneros Biffy Clyro, autor de uno de los discos más relevantes del pasado año, Puzzle, como ejemplo, la propia lista de mejores discos internacional de esta web.
Rumores había de que Biffy no iban a tocar, como ocurrió en Bilbao. Para nuestra alegría, en La Riviera si que hicieron acto de presencia, ofreciendo un directo enérgico y contundente, aunque la verdad, es que la disposición de la banda y que La Riviera estuviera todavía a medio llenar, con demasiada gente que iba exclusivamente a ver a Queens, resto cierta efectividad al concierto. Inteligentemente todo el repertorio estuvo basado en Puzzle, salvo el último tema, “Glitter&Trauma”, con Simon Neil desatado, muy bien en el plano vocal y transmitiendo mucho con la guitarra, perfectamente arropado por los dos Jhonston, Ben y James, y especialmente por el segundo, con unos coros sensacionales. Brillaron sobre todo temas como el de la apertura, “Saturday Superhouse”, y fue perfecto en toda su extensión incluyendo el juego inicial de “Living Is A Problem Because Everything Dies”. Concierto muy meritorio, en definitiva, pero no deja de quedarse uno con ganas de verlos en un local más pequeño y con un publico más especifico, dónde sin duda podrían ofrecer uno de los conciertos del año, porque por actitud y repertorio lo podrían conseguir.
Cerca de tres meses llevaba colgado el cartel de “no hay entradas” y quizás por ello, Josh comenzó el concierto con “Hanging Tree”, lo que fue algo desconcertante en dos aspectos. Por un lado, Biffy Clyro sonaron muy bien, y es raro, por tanto que el sonido de la banda comenzase tan dubitativo y por otro, viendo como Josh trataba de suplir la ausencia de Mark Lanegan cambiando su registro habitual de voz.
La cosa no mejoro en la primera parte, ni a nivel de sonido, ni a nivel de repertorio, ya que los temas del último disco suenan demasiado lineales, exceptuando “3’s & 7’s”, pero fue con los temas más obvios como “Burn The Witch”, “Little Sister” o “Make It With Chu” (gesto obsceno incluido), cuando más lograron involucrar al público en el concierto. Porqué por ejemplo, no deja de ser curioso, que de “R”, sonará “Leg Of Lamb” (el mejor momento del concierto salvando los bises), y se dejarán temazos como “The Lost Art Of Keeping a Secret” o la gamberra “Feel Good Hit Of The Summer”. Ni el cartel que se curraron gente de la primeras filas nos valió para escuchar “First It Giveth”, con Josh excusándose diciendo que no estaba bien de la garganta y que no podía cantarla, pero es que en Madrid, tampoco se pudo escuchar “No One Knows” o “Regular John”, a favor de grandes temas como “Do It Again” o “In The Fade”, pero inferiores en jerarquía a los grandes temas citados. Por lo menos sonó “Go With The Flow”, para contentarnos al público más tradicional. No sería muy criticable la cosa si Queens fuera un grupo habitual en Madrid, pero ni recuerdan los más viejos desde cuanto llevan sin pasarse por la capital.
Por contraposición, por ejemplo, el concierto de hace un exactamente un año de los NIN, centrándose en sus clásicos en lugar de en el último disco. Pero es que recordando también la magnífica puesta en escena de ese concierto, salía perdiendo por goleada este concierto de Qotsa. Innumerables acoples, la segunda guitarra perdida en el sonido, idas de pinza en la letras de Josh y escasa improvisación. Como ejemplo, el feo gesto de Josh de cortar la letra de “Go With The Flow” para contarle sus penas a un pipa, en una de las innumerables ocasiones, en que tuvieron que hacer acto de presencia en el escenario. Pero el despropósito no quedo ahí. Un melenudo borracho tuvo la genial idea de lanzarle un mini de 10 euros al bajista, impactándole en la mano. Pudieron acabar el tema, pero el “motherfucker” y el “sucker” que le dedico Josh al tipo, sonó mucho más contundente que mucho de los temas del repertorio, además del ataque de orgullo red-neck que le dio a Joshua, dedicándonos un bello “let show these motherfuckers where we are from”, seguido de un muy logrado, por el cabreo, “Sick, sick, sick”, que cerro la primera parte.
La vuelta a los bises fue lo mejor de la noche, porque no se si por el cabreo, pero el caso es que “Millionare” y “Song For The Dead”, esta vez si, con algo de variación, muy de agradecer sobre los originales, sonaron increíbles. Pero cuando el concierto sólo iba para hora y cuarto, los Queens se largaron prácticamente sin despedirse y sin dejar ningún regalo para las sufridas primeras filas, mientras los pipas, con malos modos, se cargaban los distintos set list, tirándolos de malas maneras al público. Comparando con Bilbao, la cosa es que allí en los bises, sonaron hasta cinco temas y quizás por ello, decidieron destruir las pruebas del delito. El caso es que justificado o no por la acción de un único elemento, el concierto se redujo cerca de cuarto de hora sobre el de Bilbao.
Con todo, puede hablarse de un buen concierto a secas, con algunas de cal y bastantes de arena. Pero básicamente es lo que ocurre cuando toca un supuesto grande. Vas con expectativas muy altas. O las cumplen o sales decepcionado. En este caso y sintiéndolo mucho por los muy fans, y teniendo en cuenta que se presupone que Queens of the Stone Age es una banda de primerísimo línea, al menos, en Madrid, no lo demostraron. Espero que por el bien de su público, que el concierto ya anunciado en Getafe para el Electric Weekend sea otra cosa.