/Crónicas///

Primavera Club – Barcelona (05/12/2007)

6.5
Apolo y La [2], Apolo a medias, La [2] al 75%
Precio: diversos precios

Fui al Primavera Club empezando con mal pie: mi jefe no quería darme el lunes de vacaciones. Eso, efectivamente, quiso decir que no pude ver a The New Pornographers… pero la cosa fue a peor: llegué a Barcelona con una lesión, un pinzamiento o vaya usted a saber qué en la espalda que me hizo tener que quedarme el martes tumbado sin disfrutar de Stars of The Lid. Esta introducción es para informar de que esta crónica es de, prácticamente, la mitad de los conciertos del Primavera Club. Y sin muchos que se consideran importantes.

Lo primero que tengo que destacar es lo distinto que es ver un concierto en Barcelona. Últimamente, como todos los supervivientes en la capital sabemos, Madrid está demencial: todos los conciertos se llenan, hasta el artista más ignoto tiene grupos de fans que se saben las canciones que el día anterior subieron al MySpace, y hasta cualquier club se llena haciéndote casi madrugar cuando tienes que salir. En la sala Apolo, en cambio, uno llegaba con toda tranquilidad y hay espacio de sobra para moverse, y un público razonablemente tranquilo y bastante más preparado.

El primer concierto, pues, fue el de Le Jonathan Reilly, grupo valenciano de new wave/punk (como informan en su myspace) que mostraron … que necesitan algo de tiempo para perfeccionar su sonido. Puede que fuese la sala, puede que fuese su juventud, pero aburrían un poco en sonidos y esquemas repetitivos sin mucho donde agarrarse. Tras ellos los veteranos Lagartija Nick tomaron las riendas para tocar de principio a fin «Inercia», coreado por un público entusiasta. A falta de conocer ese disco, el concierto fue bastante ruidista, denso, efectivo pero quizás con algo de falta de chispa.

En la sala inferior, La 2, El Guincho jugaba con dub, reggae y demás similitudes tocadas con caja de ritmos y efectos de voz. Era bastante divertido, y el público congregado no paraba de bailar. Tras él, Fanfarlo dieron, para el que escribe, la primera sorpresa: es otro grupo apenas nacido, muy joven, con el mismo esquema del dream-pop que tenemos memorizado desde que las marimbas y los xilófonos de juguete aparecen por el escenario, pero sonaban enormemente compactos e inspirados, bonitos, pegadizos y sinceros. Estaré atento al primer disco. Tras ellos siento reconocer que la espalda me mataba y me perdí el denso ruido de No Age y el pop de commodore de Crystal Castles.

El jueves, lógicamente, entré en cuasiconvalecencia. Her Only Presence no llamaban demasiado, pero perderme a Ainara Legardon y a Nisei sí que es algo que me quita el sueño. Con vuestro permiso paso al viernes.

Contenido relacionado

5 de diciembre de 2007