/Crónicas///

Pixies – Madrid (07/11/2013)

Black Francis, Joe Santiago, David Lovering y Kim Shattuck
8.0
La Riviera, Lleno
Precio: 39

Hay muchas formas de afrontar el concierto de tus grupos favoritos. De entre todas ellas con los Pixies ya disfruté en el Primavera Sound de 2010 de su versión festivalera, o lo que es lo mismo con el cuerpo bien entrado en calor, las ganas de fiesta por las nubes y el sobresaliente de nota asegurado de antemano. En esta ocasión mi examen particular busqué que fuese más exhaustivo, fijándome más en los detalles y disfrutando de cada segundo que durase la actuación de una de las bandas de referencia a lo largo de toda mi vida. Y se presentaba la ocasión con varias dudas surgidas en primer lugar por la marcha de Kim Deal del grupo, en segundo lugar por ver como integraban los temas de su reciente Ep entre tanto clásico, y en tercero porque la sala Riviera podía convertirse en un enemigo claro para el expansivo sonido de los de Boston. 

Se puede definir lo de anoche como una velada pulcra, muy normal, sin grandes sobresaltos, más o menos como uno supone que es hoy la vida de estos titanes del indie rock, convertidos ahora en estrellas de este underground cada vez más mainstream. Sin prácticamente un segundo de retraso saltaron Black Francis, Joe Santiago, David Lovering y Kim Shattuck al escenario de una Riviera llena hasta la bandera de un público cuya media me atrevería a decir que estaba más cerca de los 40 que de los 30. Esto creó un ambiente desahogado, libre de postureos, y lleno de personas que en su mayoría se tomaban el concierto como el gran evento musical del mes, o incluso del año. La vuelta de los Pixies a Madrid después de no sé cuanto tiempo… es decir no era un concierto más, era el CONCIERTO. Y cuando se crea este contexto solo un desastre por parte de la banda, o de la sala, puede estropear la noche.

A favor del grupo hay que decir que están variando cada día los setlits, haciendo algo único en cada actuación que están ofreciendo en esta gira Europea. El reportorio de la primera de las dos citas madrileñas ha sido sin duda peculiar, dejando las versiones a un lado, así como varios de los hits más reconocibles de la formación (“Debaser”, “Monkey Gone To Heaven”, “Gigantic” o “Wave of Mutilation” entre otras), lo cual en algunos casos parece obvio pensar que es debido a la baja de Deal. El caso es que con un sonido bastante notable arrancaron con un primer tramo estupendo que miraba de forma descarada a sus primeros años de “Come On Pilgrim”, “Surfer Rosa” y “Doolitle”. Así fueron cayendo “Cactus”, “The Holiday Song”, “Nimrod´s Song”, “Vamos”, “Here Comes Your Man” o “La La Love You”, haciendo un hueco entre medias, eso sí, para una de sus nuevas canciones, el medio tiempo “Indie Cindy”, que pese a sonar estupendamente dejó claro que el 90% de los allí presentes viven el pasado glorioso de la banda importándoles más bien poco las nuevas aventuras que estos ahora emprenden. 

A partir de aquí comenzó un tramo lleno de temas menos usuales de los de Boston, y canciones como la rockera “Subbacultcha”, la hipnótica “Levitate Me”, la coreable “Mr. Grieves”, o la hardcore “Crackity Jones”, hicieron las delicias del público que no buscaba los himnos habituales. Por ahí dejaron caer “What Goes Boom”, también de su último trabajo, y rápidamente se paso a la locura con “Isla de Encanta”, la cual fue interpretada con una rabia, una velocidad y una potencia que provocó la locura más allá de las primeras filas a la vez que nos ponía a todos a cantar su singular letra en castellano. Por momento subía tanto la tensión y el volumen que parecía que la mítica pelotera de sonido de La Riviera nos iba a barrer. Por suerte esta no llegó nunca desatarse del todo. 

Sobrepasada la mitad de la actuación volvieron a tirar de entrañables temas del “Surfer Rosa” como “Tony’s Theme” o “Bone Machine”, sin olvidar del todo a “Trompe Le Monde” y a “Bossanova”, discos de los cuales sonaron “U-Mass”, “Havalina” o la genial “Velouria”. Se iba acercando el final y con él la bajada de revoluciones después de un tramo de lo más aguerrido. El single “Bagboy” se destapó como la composición debutante estrella, funcionando mucho mejor, por ejemplo, que “Andro Queen” (sin vocoder, gracias), la cual no pareció que terminase de funcionar entre un público que esperaba con ansia la traca final. Esta llegó de la mano de la magistral y evidente “Where is My Mind”, así como del elegante cierre que supuso “Caribou”, y sin mediar palabra (como en todo el concierto) se retiraba el cuarteto para tomar aire y regresar con unos bises que nos iban a dejar saciados, si no del todo, si en gran medida. 

Al grito de “Hey” La Riviera se puso patas arriba para disfrutar de las tres últimas piezas que completaban el repertorio de unas 30 que se marcaron Francis y los suyos. Eso sí, tocadas tan a piñón y con tan poco descanso entre sí, que apenas en hora y media se las despacharon. De esta forma “Gouge Away” siguió avivando el entusiasmo despertado en el público tras el carismático primer tema del bis, y finalmente la hardcoreta “Planet of Sound” nos mandaba a todos para casa con una buena patada en el trasero. Quizás alguien se quedó con ganas de más o echó en falta al finalizar la noche algunos de los singles obviados, pero lo que queda claro con actuaciones como la de ayer es que la voluntad del grupo es la de pasear su variado legado sin ceñirse a conciertos previsibles, obvios y desgastados. Mostrar con orgullo la cara más amplia de Pixies, que no es otra que la que va desde 1987 hasta el mismísimo 2013, es el objetivo de una banda que parece haber vuelto con la idea de instalarse como los jefes de un tinglado que hoy les da todo lo que en su día les negó.

Contenido relacionado

7 de noviembre de 2013