Como rara vez los horarios se cumplen, uno tiende a ir a los conciertos justo de tiempo. Con la cola formada para las entradas y tal, parece ser que nos perdimos a Adrenalized, la banda local del cartel. Gajes de tocar los primeros de un cartel de cuatro bandas. Cuando entramos estaban probando sonido para A Wilhelm Scream, que fueron la sorpresa de la noche con su hardcore melódico con guiños al old school, al menos más que las otras dos bandas de la noche. Para demostrarlo su carismático vocalista lució sudadera de Gorilla Biscuits hasta que se despojó de ella para mostrar su camiseta de Larry Bird de los Celtics. Desconocía su repertorio pero dieron un concierto digno de una posición más preferente en el cartel. Mucha energía e incluso propiciaron un amago de wall of death.
Tras ellos, Strike Anywhere dieron una imagen menos compacta. Su positivo mensaje político no caló y sus canciones, con melodías más elaboradas, no terminaron de brillar. Hay que dejar claro de todos modos que tal vez no en Estados Unidos, ni quizá en otros puntos de Europa, pero pese a ser un nombre propio del hardcore actual, en España la brecha de popularidad que les separa de Pennywise es abismal. En todo caso y sin que fuera ninguna catástrofe, quedaron terceros del podium de la noche.
Pero sin duda lo que todo el mundo esperaba a Pennywise. En parte porque pertenecen a otra generación que ya no sigue a bandas jóvenes del género como sus teloneras en esta ocasión. Y en parte porque su repertorio es notablemente superior y aunque vengan justo después de abandonar su vocalista Jim Lindberg, Zoli Téglás (Ignite) está a la altura, como bien estaría a punto demostrar. Seguramente esta baja al menos fue la que nos trajo un setlist tan de clásicos y con un sabor tan nostálgico… al fin y al cabo si el nuevo cantante tiene que aprenderse canciones viejas, que sean las que la gente quiere, ¿no?
Pues arrolladores comenzaron con un trallazo como «Every Single Day» seguido de «My Own Country» y empezaron los coros, los pogos y el crowd surfing. «About Time», «Full Circle» y «Straight Ahead» fueron así los discos en los que se basó mayormente el repertorio, reviviendo los años de mayor popularidad de los de Hermosa Beach. La traca de hits era tan continuada que casi no daba tiempo a reparar ante hits como «Cant’ Believe It» o «What If I», que marcó el mejor momento de la primera parte del concierto, junto con la ametralladora «Living For Today», que hizo las delicias de los más veteranos.
Es cierto que algo parece que falta sin la presencia de Jim en el escenario, pero seguramente con Zoli la banda haya ganado a un cantante más competente y su juventud y buena forma física le permiten mayores virguerías. Y es que hoy en día no hay demasiados cantantes de bandas grandes que decidan arrojarse al público. Además ahí está Fletcher, la otra cara visible de la banda, a la guitarra y los coros. Pero todo queda atrás mientra suenan unas perfectas «Peaceful Day» o «Same Old Story». «Greed» funcionó bien, pero uno se esperaba más del público coreando el final, aunque «Society», uno de los temas emblema de la banda que Zoli dedicó a todos los chavales que viven el punk-rock en contra de lo que dicta la sociedad, subió los ánimos de forma impresionante sobre todo en el pogo.
Algún tema más moderno cayó como «Waiting» pero bien calculado por si fallaba, la seguían de clásicos como «Fuck Authority». Así desembocamos en una genial y evidentemente festiva versión del «Astro Zombies» de Misfits, apropiada versión ya que Zoli giró como cantante de la banda en una ocasión, que siguió con «Searching» hasta «Stand By Me», su surfera version del clásico Ben E. King. Curioso lo de usar un tema ajeno para abandonar el escenario, pero desde luego efectivo.
Para los bises, que fueron pedidos por el público al coro de «Bro Hymn», se guardaron «Alien», canción de afección grunge que es lo más parecido a una balada en su repertorio. Será una de sus más lentas pero por la misma razón una de las más épicas. Aunque para épica que eriza el vello la de «Bro Hymn», sin duda el momento que todos los fans esperaban, homenaje a familia y amigos, como Jason Thirsk o el hermano de Fletcher que falleció por cierto hace pocos días. En fin, locura general, mucho stage diving, Zoli nadando entre el público, etc. Pero aquí no hubo invasión masiva del escenario como en Barcelona. Y así terminó la cosa, contentos por todo lo escuchado que no fue poco, pero que se hizo corto aún con todo. Mala elección dejar tan sólo dos temas para los bises, la cita pedía cuatro al menos.
Porque claro, tras «Bro Hymn» la gente insistió pero estaba claro que ese es un final demasiado férreo para alterarlo y mira que el verdadero punk-rock desafía a las tradiciones. Así que la turba abandonó el local (no en vano los amantes del reggaeton aguardaban su cita de los viernes) de la mejor forma, coreando el último tema tan fuerte y masivamente que más de una sorpresa se llevaron quienes estaban cenando en el McDonalds de turno. El único acto de rebeldía que les quedaba.