Comienza la temporada de conciertos los miércoles en el Pabellón Universitario de Vitoria-Gasteiz. Una iniciativa que desde aquí aplaudimos y nos gustaría que se extendiese a los campus de las otras capitales vascas, que sólo registran conciertos de música popular de forma muy puntual. Los encargados de esta inauguración eran Paramount Styles, nombre que hay que emparentar con los influyentes Girls Against Boys, dos de cuyos miembros (Scott McCloud y Alexis Fleisig) militan en esta nueva aventura mucho más relajada.
Los rastros de posthardcore de aquellos aquí se difuminan pese a que quede algún lógico poso y la banda capitaneada por McCloud se entrega a un rock alternativo y con mucha clase y etiqueta de cantautor, melodías notables y el apoyo en dos pilares personales; su rasgada voz y el comedido cello que da color a las canciones, sin ser excesivamente protagonista ni barroco. Más bien al contrario, demostraron en Vitoria que la simpleza, cercanía y honestidad son sus armas ganadoras.
Desde esta posición modesta, las canciones que en disco resultan sólidas y agradables, se revelaron como un animal diferente, siempre más contundentes y vibrantes, alcanzando crescendos que las llevaban a intensidades superiores. Esto es lo que sucede y resulta hasta sencillo ver el proceso, cuando juegas con composiciones de base acústica y en el directo amplificas la electricidad y le das una pegada portentosa a la rítmica. El cancionero de sus dos obras lució con temas «The Girls of Prague», «These Starry Nights» o «Come to Where You Are», llenas de sentimiento.
Como digo, Paramount Styles no son encasillables en el post-hardcore de Girls Vs. Boys, incluso se alejan en parte de su indie-rock, pero su sonido, más en directo, no deja de parecernos heredero de una misma época, suscitando en «Amsterdam Again» ecos a la sofisticación de Afghan Whigs, o del zigzagueo de Dinosaur Jr. en «Paradise Happens». Gustaron tanto, que un público del que podría apostar que en más de un 90% estaba muy lejos de ser fan de la banda (recordemos el carácter gratuito y abierto de estos conciertos en la universidad), les pidió que tocaran más.
En definitiva, otro gran concierto que nos acercó la gente de La Castanya y los encargados de la programación del recinto, a los que hay que agradecer especialmente dado el perfil muy underground de la banda y que, por cierto, nos recordó y mucho en cuanto a buenas sensaciones al que Ted Leo ofreció el pasado año en este mismo recinto.