Noche peculiar la vivida ayer en el Nasti Club madrileño. Que un concierto con un coste de 6 euros y tres bandas, no sea capaz de meter más de 50 o 60 personas, cayendo en sábado, y siendo en el centro de la capital, sigue siendo un enigma que se me escapa, pero que de los 60, la mitad vayan a rajar, llegando a dar la espalda a lo que estaba sucediendo en el escenario, es algo que ya directamente no entra en mi raciocinio. Y es que si se dijese que estábamos viendo a grupos festivos, que invitan al charloteo y la distensión sin más, pues se podría llegar a entender, pero cuando las propuestas destacan por el intimismo, la emoción, y el detallismo, sinceramente creo que lo suyo es disfrutar del enorme esfuerzo que los artistas nos estaban brindando. En fin, ya se sabe…
Pero centrémonos en la música.
Comenzaba la velada con la breve interpretación por parte de Antu Saltor de los temas que irán en su próximo Ep, “El Paseo de los Tristes”. Solo con el título ya podemos imaginar por dónde van los tiros. Folk-pop en la onda de su amado David Bazan (del que incluso se atrevió a versionar un tema), interpretado con el único apoyo de una electroacústica y un micrófono. Breve, pero voluntarioso, Antu tiene toda la pinta de ser un gran tipo, y eso sin duda lo demuestra al tocar sus canciones.
Finalizada la actuación del solista se presentaba la nueva banda liderada por Jamie, un anglosajón-malagueño, que ahora en su etapa madrileña se ha rodeado de Óscar de la Fuente (Fira Fem), Jefferson da Rocha y Pablo González (Bikes & Girls), para dar forma a un proyecto llamado Jamie 4 President, que pronto pondrá a la venta su primer disco, “Where Did Our Youth Go?”. Grabado a lo largo de 2012, el álbum traerá todas esas canciones que anoche nos convencieron de que aquí hay una formación a la que seguir de cerca. Como unos Death Cab For Cutie noventeros, pero llenos de rabia y visceralidad en determinados momentos, el uso de teclados y sintes los puede llevar a que se les emparente con otra banda más o menos nueva, y también muy interesante, como son los astur-madrileños Tuya. Con menos cuidado por los detalles que estos, pero con una pegada más contundente, sin duda estaremos atentos al debut de este cuarteto.
Y para cerrar y completar la noche por fin teníamos en Madrid a OSO, una de las promesas del sello Bcore lanzada en 2012, que debutaba en Madrid, y que nos sorprendió con un directo lleno de matices positivos que añadir a los ya mostrados en ese notable disco de debut titulado «Sealand». Si por algo destacó la actuación del sexteto barcelonés fue por la capacidad para llevar todas sus virtudes un paso más adelante, y de esta forma las partes más sosegadas, relajadas, emotivas, y de eminente carácter folk, llegaban a sobrecoger aún más que en estudio; los momentos eléctricos y de intensidad instrumental aumentaban su visceralidad y potencia; y la parte sorpresiva que toda banda debe tener en directo se veía aquí perfectamente cubierta por unas estupendas adaptaciones al directo de sus canciones, así como por un saxofón con un protagonismo vital que les da una personalidad única. Sin duda OSO están formados por unos músicos multi instrmuentistas que saben lo que se hacen, y con un directo perfectamente trabajado, no podían no salir victoriosos con la interpretación de un repertorio en el que destacó el cancionero de «Sealand», pero donde también hubo hueco para otras referencias de la banda. La emoción con la que sonaron la perfecta mezcla entre lo emo y lo campestre que es «Superman´s Last Words», el buen rollo generado por ese vals llamado «The Walking Dead» que tanto puede recordar al The New Raemon más ligero, los cambios y crescendos de la preciosa «Adrift», o el subidón que siempre supone un tema como la genial «Mountains» (enormes esos bajones llenos de caos en la línea de los Wilco de «Via Chicago»), no hacen si no dejarnos con ganas de más, y desear que próximamente vuelvan y tengan el reconocimiento y la atención que una banda con semejante sonido merecen. Por todo ello, y porque siempre seremos de las bandas que sonríen mientras están sobre un escenario, lo de OSO bien merece ser reivindicado como uno de los directos más sugerentes de la música independiente actual.