Tras poner hace unos meses fin al hiato que les obligó a cancelar la gira del verano pasado, Nudozurdo volvieron a Sevilla el pasado Jueves para saldar la deuda que tenían con Nocturama. Dado el esperado regreso y el encumbramiento popular y reconocimiento crítico que poseen gracias a sus canciones de superficie pop pero de poso amargo y estructuras más elaborada que las de otros compañeros de generación y cartel, la actuación de los madrileños se preveía uno de los platos fuertes del ciclo.
Dicho y hecho, Leo subió al escenario ante un llenísimo aforo, el mayor que un servidor haya visto este año en el recinto (aunque aseguran que el de La Casa Azul lo fue aún más), para interpretar en solitario “El diablo fue bueno conmigo”, siniestra balada que cierra “Tara Motor Hembra”. El extraño magnetismo que desprende su música se hizo evidente desde un primer momento; con esa voz afectada e hierática presencia, y con esos micrófonos enfocados hacia los amplis, el reverb y los efectos de pedal que consiguieron crear atmósfera aunque sólo estuviese un músico sobre el escenario.
Ya con el público totalmente a su favor, subieron Meta y Josechu para completar la actual formación de trío, sin apoyo de segunda guitarra. Nos preguntábamos sin con tal esencial agrupación conseguirían llegar a sonar tan intensos como la última vez que los vimos, en Territorios 2010. Dado lo cuidado del despliegue de equipo de sonido y técnico, la respuesta se nos apareció afirmativa: temas como “No me toquéis”, “Dentro de él” o “Conocí el amor” sonaron llenos de furia cuando lo precisaron, o sutiles y misteriosos cuando fue preciso.
Centrados plenamente en su sonido y ejecución (Leo estuvo cambiando cables y tocando pedales todo el tiempo) interpretaron un setlist muy equilibrado entre toda su obra; rescatando temas algo olvidados u oscuros para convivir con sus inevitables pero siempre muy bien recibidos hits “Mil espejos” o “El hijo de Dios”, tema que cada vez se va haciendo más progresivo y distinto en su ejecución. Así, tocaron la mayor parte de los medios tiempos de su tercer y aún último álbum, como “Mensajes muertos” y “Dosis modernas”, junto a ya pequeños clásicos de “Sintética” como “Ha sido divertido” y “Negativo” o representantes de su EP de retorno, “Contigo sin ti” y “Cementerio de errores”.
Eché en falta algún tema, sobre todo la grandiosa «Láser Love» o la preciosa «Ganar o perder», pero realmente no hay nada que pueda achacársele al directo de Nudozurdo hoy en día. No hubo apenas comunicación con el público, algo en mi opinión adecuado en su propuesta, pero la gente celebró aún así esa hora y veinte, bis incluído, de rock melancólico, resquebrajado y solemne. Y es que el Verano no es sólo diversión y relajación, y a veces hacen falta altas dosis de tensión emocional como las que tan bien saben insuflar los madrileños.