/Crónicas///

Muse – Barakaldo (23/10/2006)

Matthew Bellamy, Chris Wolstenholme, Dominic Howard
9.0
Bizkaia Arena, Medio lleno
Precio: 30 €
Géneros:

TAKE A BOW
HYSTERIA
MAP OF THE PROBLEMATIQUE
BUTTERFLIES & HURRICANES
ASSASIN
NEW BORN
FORCED IN
BLISS
HOODOO
FEELING GOOD
INVINCIBLE
SUPERMASSIVE BLACK HOLE
PLUG-IN BABY
STARLIGHT
TIME IS RUNNING OUT
STOCKHOLM SYNDROME

KNIGHTS OF CYDONIA

Llegaba el momento de la prueba de fuego. Muse, una de las bandas de rock más controvertidas de nuestros tiempos comenzaba su tour europeo en una ciudad tan atípica como Bilbao o, para ser más exactos, Barakaldo. Por fin Bizkaia puede albergar eventos de este tipo en el moderno edificio del BEC robándole esta vez el privilegio a Donostia. ¿Serían capaces los de Teignmouth de ratificar un directo ya varias veces aplaudido? ¿Sonaría bien la grandilocuencia de Black Holes & Revelations en vivo?

Antes de disipar estas dudas llegó el turno de Poet In Process grupo bastante desconocido que sin duda tiene en esta media hora su oportunidad para saltar a la palestra. Seguro que quién fue a verles sin prejuicios disfrutó mucho, pues el frío aunque elegante sonido plasmado en disco no les hace justicia. Se mostraron mucho más contundentes y expansivos aunque recordando grupos aquí y allá (Coldplay, Cranberries, un guiño a “London Calling”…).

Resumiendo, lo hicieron bien y ahuyentaron las dudas de los más suspicaces acerca del privilegio de estar allí (se sabe del parentesco de su bajista con un mediático chef catalán) cuando hubo rumores de la talla de Thrice. Con la desilusión de no ser un nombre famoso tuvieron que lidiar y salieron bien parados, su vocalista mostró desparpajo y habrá que seguirles la pista, por qué no.

|Caballeros del «arena rock»|

Tras un tiempo bastante lógico para montar el escenario, la cortina se corrió casi quince minutos después de la hora y se descubrió el galáctico escenario. Luces, luces y más luces. Como veríamos durante el concierto incluso donde no lo parecía afloraban más luces. Riguroso negro en la banda. Matthew Bellamy con su imposible fijación capilar y su guitarra plateada, Chris Wolstenholme con un bajo mucho más discreto y un teclista/guitarrista acompañante que cumple ante la imposibilidad del frontman de desdoblarse. ¿Y el batería?

Un ritmo electrónico comenzaba a surgir del silencio y el público se preparaba. Así abría el recital «Take a Bow» con su impronta dance que estalla en la locura colectiva cuando Dominic Howard aparece al levantarse la extraña prisión poligonal en cuyo interior se encontraba. Una apertura teatral que daba paso al deslizante riff de «Hysteria». Del rock pesado y escurridizo derivaron a los ochenta más sintéticos de mano de «Map of the Problematique» demostrando como los temas con mayor patrón electrónico suenan aplastantes en directo.

Sin apenas respiro (una constante en el concierto) llegaba la celebrada «Butterflies & Hurricanes», creando estupendos momentos de tensión que explotan con la batería. Mientras tanto Bellamy ejerce de frontman carismático, como si cada acorde de guitarra, cada nota de piano, fuera una aguja clavada en sus entrañas. Sin apenas tiempo para la ovación, sorprendieron con la afilada y acelerada deuda a System of a Down de «Assasin». La elegida para cerrar este heterogéneo bloque fue la bipolar «New Born», hit single que movió a los más estáticos y donde Matt pudo lucirse a gusto.

Llegó el acertado momento de dejar que el concierto tomara aire con la fantasmal “Forced In”, incluida en Hullabaloo que congregó a la banda en torno al mágico fuego de la prisión de Dom mientras las pantallas dejaron de proyectar alucinógenas imágenes. Acto seguido arrancó con fuerza «Bliss» uno de sus singles más luminosos y aptos para el baile. Mientras el público coreaba aquello de «give meeee, all the peaceee…» le sorprendieron unos globos gigantes de unos dos metros de diámetro que gravitaban sobre las cabezas con lentitud. Tras la algarabía otro momento reposado.

La nocturna «Hoodo» enlazaba perfectamente con el tono aterciopelado de «Feeling Good», una de las primeras canciones que nos descubrió en su día que Muse son mucho más que una simple banda de rock alternativo. Pero el momento más emotivo estaba por venir de manos de su reciente «Invincible» que en directo adquiere tintes de himno mastodóntico. El calado del tema conjugado con las imágenes en clave optimista, penetraban hasta el punto de apretar los lacrimales. Unos minutos para recordar.

|Batería de hits|

Sin recuperarse del shock, nos asaltaba tal vez el tema que más raro queda en el setlist, el contoneo de caderas de «Supermassive Black Hole». En él, la banda se pone sensual y roza la lascivia como el robot que animaba desde la pantalla. Mención especial para un sonido chirriante y mucho más agresivo. Tal vez el momento en que el público más bailó y saltó fuera la instantánea «Plug-in Baby». Quemando cartuchos, el horizonte se volvió estrellado para recibir la preciosa «Starlight» que contó con la complicidad de las palmas del público, otra de sus joyas pop de última generación.

El órdago de esta ráfaga de singles directos llegaría con «Time Is Running Out», en la que Bellamy dejó a los asistentes cantar la primera estrofa, tal vez sobrevalorando el dominio del inglés o la falta de vergüenza del público bilbaíno. Pero es que aquello no era un concierto de punk-rock y hay que comprender que hubiera mucha gente quieta y en silencio intentando ver todo. Lo cual es de todas formas imposible entre miembros, luces, pantallas, etc. «Stockholm Syndrome» pondría el broche a la tanda con sus riffs densos y violentos, tal vez una manera de decirnos que, efectivamente, nos tenían atrapados con su sonido.

Desgranados sus éxitos, el concierto finalizaba siguiendo la pauta de su comienzo, es decir, como su último disco. Muse no habían venido a recibir el cosechar palmaditas en la espalda, venían con un sólido setlist y no esperaron largos clamores sino que volvieron en cosa de un par de minutos. Sonó la estampida de caballos y ahí estaban, interpretando la majestuosa «Knights of Cydonia» aún sin trompetas con Matt, Chris y el teclista de apoyo aportando ambiente vocal. Una apoteosis que les hizo justicia con la multitud haciendo karaoke con el estribillo reflejado en la pantalla:

“No one’s gonna take me alive
The time has come to make things right
You and I must fight for our rights
You and I must fight to survive”

A lamentar sólo un par de cosas. Una, que el recinto no se llenase. A esto hay que decir que fue un martes, no había transportes públicos a la salida y estuvimos todos muy a gusto, pero para una banda siempre es un poco desolador ver huecos. Y dos, esto achacable a la banda; por extraño que suene, su extrema profesionalidad les impide alcanzar mayor grado de empatía con su audiencia. También decir que el concierto se hizo corto y con tan solo un bis, pero el buen sabor de boca que dejaron nadie lo puede negar.

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23 de octubre de 2006