Hace ya unos pocos años de la última visita de la banda de Indiana Murder By Death, con parada madrileña en idéntica sala a la que ha tocado en este 2013, y parece que algún atisbo de cambio se ha atisbado. El ahora quinteto, con el fichaje desde hace un año de Scott Brackett de Okkervil River como teclista, parece haber encontrado un hueco especial gracias a ese folk encubierto dentro del rock alternativo y en su concierto en Boite Live no podemos más que sorprendernos con unas primeras filas que conocían todas y cada una de sus canciones.
Comenzaron muy fuerte con «As Long as There is Whiskey in the World» uno de sus temas más conocidos, con una breve «Kentucky Bourbon» a modo de introducción. Por si esto fuera poco continuaron el repaso a «Good Morning, Magpie» con otro gran momento inicial de la mano de «On the Dark Streets Below» y «Foxglove». Quizás esto es empezar demasiado fuerte de hecho, al menos parecía que la fuerza inicial de Sarah con el cello había sido algo inesperado para algunos de los más curiosos. La pose de su líder y cantante Adam Turla no va a la zaga, a medio camino entre el estilo punk rock de un Mike Ness o un Brian Fallon pero con el habitual deje folk del Bruce Springsteen de «Nebraska». Ambos son claves en el sonido particular de la banda, y gracias a la acústica de la sala, rindieron y se dejaron escuchar a la perfección.
Avanzando el show hubo otros grandes momentos, como la emotiva «Fuego!» o temas recientes de «Bitter Drink, Bitter Moon» como la preciosa «I Came Around», aunque sin duda que la dupla formada por «Shiola» y sobre todo «Brother» se desmarcaron como los momentos de verdadera magia durante el largo show sin teloneros que nos ofrecieron. Es «Brother» una de esas canciones que inexplicablemente ha pasado desapercibida a través de los años a los que ahora gozan de The Black Keys o de Arcade Fire. Cosas inexplicables de la música.
Entre tanto buen rollo dejaron una única versión de su reciente disco de tributo, y aunque nos habría gustado más que hubiera sido la de Weezer, ese «Never Tear Us Apart» de INXS quedó de lo más apropiado en las cuerdas vocales de Adam. Perfecta finalización de concierto para un bis que quizás quedó algo descafeinado entre tanto tema redondo previo. Un gusto ver bandas así de honestas, cercanas y agradecidas, y ver que su propuesta ha calado tanto en un sector del público que pareció haber disfrutado de uno de los conciertos más esperados de todo el año.