Las grandes decepciones sólo aparecen en los grandes conciertos, como es lógico. Con las actuaciones de Enrique Morente y su «Omega» (también de Federico García Lorca, de Leonard Cohen y de Lagartija Nick) se abrió una puerta para los que no habíamos podido gozar anteriormente con este espectáculo tan necesario, pero aunque en Primavera Sound cosecharon las mejores de las criticas en su paso por la madrileña sala La Riviera la cosa quedó como una de las decepciones del año.
Está claro que si nos ponemos a sacar los puntos a favor del concierto, nos salen virtudes como para pasar del aprobado alto. Eso viniendo de un maestro como Morente y con la materia prima que hay en «Omega» y en el cancionero del granadino, sobra comentarlo. Pero hay que reconocer que ni la sala fue propicia para este evento, ni tampoco el repertorio. De hecho, hasta le podemos poner pegas a una banda tan infalible como Lagartija Nick a la hora de dar rienda suelta a su corto set con el cantaor. ¡Incluso vimos titubear con las letras al propio Morente!
Yendo paso a paso, lo mas flagrante fue el problema creado con la unión de una sala poco apropiada y un repertorio mal traído desde casa. Es decir, partimos de la base de que si en vez de en La Riviera este concierto se hubiera celebrado en un teatro el resto de cosas habrían sido mucho menos importantes: sonido malísimo (especialmente en «Omega», dónde el volumen se subía y bajaba a su libre albedrío), una disposición en la cual el 50% de la sala no veía al Morente sentado de la primera mitad del concierto y un ambiente visual trabajado pero afeado por la luz y las palmeras de la sala.
Después de ello, hay que mencionar lo que fue el repertorio. La cosa comenzó genialmente, con toda la cuadrilla de cantaores (supuestamente uno de ellos era el hijo de Enrique) a oscuras haciendo una especie de jam session flamenca que recordaba a los primeros pasos en la experimentación vocal de Enrique. Con la verdad por delante, un servidor no es un amplio conocedor de la discografía de Enrique, pero cree que la primera hora de concierto interpretando temas propios y apenas un mísero «Solo El Pastor Bobo» del «Omega» fue algo poco inteligente si tenemos en cuenta que el concierto debía ir enfocado a un disco que ni sonó al completo. ¿Por qué ser egoísta con el repertorio propio dejándose piezas en la recamara del «Omega» cómo «La Aurora de Nueva York», «Adán», «Vals En las Ramas» o en el terreno rock de «Niña Ahogada En El Pozo»? Otro punto decepcionante.
Después de todo esto nos quedan muchos puntos a favor, que probablemente supieron a poco por qué se lo presuponíamos a un concierto basado en este disco. Aún con unos momentos malos como el anárquico sonido de «Omega», los fallos de Enrique en «Manhattan» y de luna guitarra española completamente tapada en «Ciudad Sin Sueño» otros momentos fueron de quitarse el sombrero: «Pequeño Vals Vienés» se presentaba a priori como la canción mas difícil de ejecutar y Lagartija Nick la revistió de guitarras y distorsión excelentemente; También los momentos de mas duende con «Sacerdotes (Priests)» o el impresionante quejío de «Vuelta De Paseo». Todas las que se quedaron en el tintero no conviene hacer creer que fue culpa de la organización ni de la sala, pues tuvo dos horas de set como para lograr tocar el disco entero.
En definitiva, decepcionante evento que podría fácilmente haber sido el concierto del año en la capital. Si, aún así estuvo bien por que hay mucha materia prima, pero tanto al maestro Enrique Morente como a los propios Lagartija Nick hay que pedirles mucho más.