La tercera y última jornada de Monkey Week se nos presentó como la más irregular de las tres. A pesar de que dejó de llover y no presenciamos nuevos retrasos, la mayoría de grupos que más nos interesaban ya los habíamos visto tocar a lo largo de los dos días previos del festival. Decidimos, por tanto, deambular por el centro de El Puerto para intentar descubrir alguna de esas ‘bandas del mañana’ aún desconocidas por el público.
DOMINGO
Comenzamos la jornada de nuevo en las Bodegas con un showcase de unos viejos conocidos de la escena sevillana. I Am Dive hacían pasar una plácida hora del vermú a un puñado de gente con su shoegaze electrónico, en un ambiente que quizá no era el más favorecedor para su música que tiende a los expansivo y envolvente. Siguió inmediatamente la cantautora vasca Anari, acompañada por banda y con Joaquín Pascual de invitado especial a los teclados. Concierto sentido y recogido que lamentablemente contó con pocos espectadores. También vascos eran Zea Mays, auténtico fenómeno popular en Euskadi que no nos dijeron mucho en su actuación en la Plaza Alfonso X.
Disco Las Palmeras!
Después de comer y de atender a varios encuentros sociales postergados, nos dirigimos a La Martina para disfrutar de los dos mejores platos del Domingo. The Zephyr Bones inundaron de psicodelia profunda el espacio, sumidos en una agobiante neblina que hizo más asfixiante y sobrenatural si cabe la experiencia. Pero si hablamos de «Asfixia», hay que hablar de Disco Las Palmeras!, que los siguieron. El trío lugués presentó temas de su nueva obra y de sus dos álbumes anteriores con toda la distorsión que les caracteriza. A pesar de la mala visibilidad de la sala debido a los gruesos pilares que separaban el escenario del público y que nos impedían ver al batería, concierto al nivel que nos tienen acostumbrados y algarabía general cuando sonaron tanto «La casa cuartel» como «A los indecisos», clásicos contemporáneos de nuestro rock.
Nos dirigimos luego a la sala Gold para ver a Cómo Vivir en el Campo. El trío comenzó muy shoegazer y ensoñador ante una nutrida afición, para ir despojándose poco a poco de capas y acabar sonando a un indie pop más ortodoxo. Tras un rato, nos fuimos a la Super 8 para satisfacer la curiosidad de ver a un clásico de nuestra música. Al fondo de un agobiante tapón de público, alguien que aseguraba ser Mikel Erentxun parecía cantar sobre unas bases electrónicas dignas de una rave pasada de vueltas, creadas por unos Paco Loco y Joaquín Pascual en una inusual posición ante los sintetizadores. Los fans de Duncan Dhu iban saliendo por puñados de tal experiencia y no nos extraña: aquello no tenía ni pies ni cabeza.
Ambiente Mucho Teatro
Salimos al vecino escenario de la Plaza Alfonso X, donde unos agresivos beats y versos en euskera nos anunciaba que era la hora de Revolta Permanent. En un festival donde abundan el indie y los sonidos más o menos sutiles, la presencia de un grupo de trazo tan grueso que bebe más del metal industrial y del nu metal era una anomalía, sobre todo en el ambiente familiar que propicia un escenario gratuito al aire libre. Su violenta propuesta funcionó para las primeras filas plagadas de chavalada, pero nosotros les vimos costuras deudoras de Def Con Dos y Prodigy que les restaban cierta originalidad.
Finalizamos el festival con visitas a Señores, que sustituían casi in extremis a otra banda que había cancelado ese mismo día, y que ofrecían otro buen concierto ante una algo desangelada audiencia en La Cristalera; I Am Dive, que repetían su concierto de hacía unas horas pero con más público y mejor acústica; y Grupo de Expertos Solynieve, que despedían Monkey Week en la sala Mucho Teatro ante gente ya con más cara de after que de otra cosa. Nosotros nos quedamos, como ya dijimos, con su showcase del día anterior en la encantadora casa del escenario Happy Place.
¡Hasta el año que viene!
Fotos: Javier Rosa