Con el nombre destacado de Russian Red, en lo que supuso el regreso de la propia Lourdes Hernández de su periplo argentino, se presentó la escudería Gigntik en la sala de idéntico nombre para homenajear a uno de los artistas mas influyentes de la reciente historia musical mundial: David Bowie.
La suerte de nombres iba desde bandas de primera línea como la propia Russian Red o Second a completos desconocidos para la mayoría. Esa dualidad de calidades hizo que quedase todo algo descafeinado, aunque no siempre fueron los que tocaron al final los que nos gustaron.
Para empezar, la armonía acústica que llevaron a cabo Los Pedales fue un acierto muy bueno. Un comienzo repasando la cara más intimista del británico que no supieron igualar ni Martin Page y su banda, ni el punto rockero de Los Guapos. Al primero tenemos que reprocharle unos chistes lamentables sobre la figura de Bowie y que su propuesta de «Lady Stardust» y «Absolute Beginners» apenas se sostuviera por la buena labor de su pianista. Los segundos, hicieron una buena «Hang On To Yourself», aunque su actitud demasiado sobreactuada nos hizo no tomarlos demasiado en serio.
El siguiente bloque de actuaciones mejoró considerablemente con el paso de un Nahum García desconocido para nosotros, pero muy cuidadoso con un muy buen «Sufragette City». Hay que comentar que fue aquí cuando la buena acústica de la también desconocida sala (que por otro lado contaba con una visibilidad buenísima) nos hizo saber que su volumen era excesivo, aunque luego con los chicos de Dinero y su «All The Young Dudes» terminamos de darnos cuenta del todo. Antes de que el trío atacase en versión eléctrica, su cantante Sean nos planteó un curioso «Win» (si mal no recuerdo), justo al estilo de la que hizo Beck, que los dejó entre lo mejor de la noche.
El fin de fiesta comenzaba con Álex Ferreira encima del escenario ejecutando un sorprendente «Changes», gracias sobre todo a los coros de Lourdes Hernández (Russian Red), Charlie Bautista y Nahum García. Las tablas del cantante suramericano se notaron, pero sobre todo cuando apareció un sensacional «The Man Who Sold The World», con la incansable guitarra de Manuel Cabezalí. Luego aparecieron Miss Caffeina, con los que quedamos contentos en lo musical, pero algo descolocados por la excesiva actuación de su cantante, que por otro lado no casaba del todo con el espíritu Bowie a pesar de las pinturas a lo Ziggy. Los murcianos Second sin embargo si, aunque fuese en una versión muy propia y simplificada de temas cómo «Starman» y «Rebel Rebel». Aunque en sus últimos tiempos no nos convenzan tanto como al principio, se nota dónde hay tablas.
El gran atractivo era el de Russian Red, y apenas con la interpretación de dos temas quedó demostrado quien manda. Hay que destacar que Lourdes ya no es la chica tímida que solía ser, o al menos no lo fue aquella noche, dónde se mostraba divertida, graciosa y cómplice con sus músicos. Dónde se marcaba una emotiva «Rock N Roll Suicide» en que terminó tan poseída como David en «Ziggy Stardust», pero también se atrevía con una desenfadada «Modern Love», en la que terminó inclusive bailando. Veremos sus esperados siguientes pasos, pero de momento la voz no la abandona.
El cierre contó con todo el elenco de artistas entonando «Heroes» con Charlie Bautista cómo maestro de ceremonias. Por las caras, una buena noche para todos, pero sobre todo para un compendio no muy homogéneo de artistas… Para bien y para mal.