/Crónicas///

Mad Cool – Madrid (12/07/2025)

6.5
Recinto Iberdrola,
Precio: 180 abono

SETLIST OLIVIA RODRIGO

Obsessed

Ballad of a Homeschooled Girl

Vampire

Drivers License

Traitor

Bad Idea Right?

Love Is Embarrasing

Pretty Isn’t Pretty

Happier

All I Want

Enough for you

So American

Jealousy, Jealousy

Favorite Crime

Deja Vu

BIS:

Brutal

All-American Bitch

Good 4 U

Get Him Back!

Por dificultades de calendario me fue imposible asistir a los conciertos de Girl In Red, Finneas y, con mayor pena, al de St. Vincent. Asi que comenzamos la última jornada ya entrando la noche y nos centramos en seguir el espectáculo masivo de Olivia Rodrigo y conformarnos con una actuación antes y otra después de la misma.

La actuación previa a la de Olivia pasaba por la de Glass Animals en el escenario Ouigo, ante una buena multitud pese a la coincidencia con una banda del tirón de Arde Bogotá. Fueron pasando los temas, dónde siempre destacaban los recuerdos a sus dos mejores discos: «Dreamland» o «How To Be A Human Beign». Divertido para pasar el rato, sin más.

UN SHOW CON TRASFONDO ROCKERO

Evidentemente el concierto de Olivia Rodrigo era el cabeza de cartel absoluto del festival, por eso desde el principio desde la organización se anunció que iba a ser un concierto «completo» y así se cumplió durante las 19 canciones de un repertorio sin muchas sorpresas («All I Want» fue la única que incluyo de última hora de entre las que no suelen tocar en festival). Pero a pesar de lo enconsertado del show y del setlist, Olivia consigue hacer un concierto decididamente rockero y feminista: banda al completo toda formada por chicas, dos guitarras, batería de buena pegada… ¿Será una medida tomado por un señor trajeado de la industria musical o por una chica que ya ha demostrado su buen gusto musical (versiones de Veruca Salt, Republica, No Doubt o hasta Fontaines D. C., sumado a colaboraciones con The Cure, Sheryl Crow o Alanis Morrissette)? Supongo que un poco de todo.

El talento vocal en directo de Olivia sorprendió mucho para bien, y de la presencia escénica y carisma estuvo más que sobrada. Si acaso podemos decir que hay un pequeño poso de idolo pop adolescente (había una cantidad importante de niñas y niños entre el público) que tiene que ser majo, saludar a todo el mundo y ser feliz. Pero igual es esa su personalidad.

El repertorio se dividió a partes iguales entre su reciente «GUTS» y su debut «Sour», de manera muy bien estructurada y estudiada. Comienzo fuerte con intenciones claramente rockeras con «Obssesed» unida a una de sus canciones más alternativas con «Ballad of a Homeschool Girl». De ahí pasó rapidamente por un par de canciones que no por más relajadas o de poso pop, fueron menos intensas. «Vampire» por ejemplo podríamos catalogarlo como lo mejorcito del concierto, con esa intensidad final tan redonda. Posteriormente, la balada adolescente «Driver License» unida a «Traitor» quizás sonó algo edulcorada de más al piano.

De ahí en adelante, pura adrenalina mainstream con trasfondo guitarrero: «Bad Idea Right?», «So American» con su paseo por el foso y «Deja Vu» para cerrar el set. En los bises de nuevo apostó por los temas más alternativos, cómo si fuese una decisión tomada a conciencia: las guitarras a lo Breeders de «Brutal», el punk-pop de «All-American Bitch» y un cierre más pop con «Good 4 U» y «Get Him Back!».  A mi me convenció.

NOSTALGIA DE 20 AÑOS ATRÁS

Para el cierre del festival se abandonaba de golpe la actualidad y se viajaba 20 años atrás en el tiempo. Para elegir en el menú teníamos a los franceses Justice con su electrónica deudora de Daft Punk o los británicos Bloc Party que acostumbraban ya a tocar temas de su disco debut. Sin ser los dos conciertos que más le pueden apetecer a uno en el año 2025, la decisión se antojaba algo difícil así que comenzamos viendo un poco la actualidad de Justice ante muy poco público en uno de los escenarios grandes. Mientras sonaban temas como «Genesis» o «We Are Your Friends» entremezclados con otros de calidad más dudosa, nos quedaba claro que la cosa no terminaba de enganchar del todo, así que pasamos a lo de Bloc Party. En este caso, si se contaba con numeroso público británico dispuesto a cantar y bailar siempre que sonasen los 4 o 5 temas de «Silent Alarm», que sonaron pero algo más cautos con el resto. El concierto fue bastante monótono con algún pellizco de felicidad desganada. Es lo que hay.

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