/Crónicas///

Mad Cool – Madrid (10/07/2025)

7.5
Recinto Iberdrola,
Precio: 180 abono

SETLIST WEEZER
Hash Pipe
My Name Is Jonas
Dope Nose
No One Else
Perfect Situation
Surf Wax America
Undone – The Sweater Song
Island in the Sun
Holiday
In the Garage
Why Bother?
The World Has Turned and Left Me Here
You Gave Your Love to Me Softly
Pink Triangle
Beverly Hills
I Just Threw Out the Love of My Dreams
Pork and Beans
El Scorcho
The Good Life
Say It Ain’t So

Bis:
Buddy Holly

Pocos festivales han resistido tantas embestidas a lo largo de su carrera como el festival madrileño Mad Cool. Superviviente de un evento trágico, de tres cambios de recinto (ninguno a mejor), de problemas notorios de exceso de aforo, de accesos, de cancelaciones importantes y de casi cualquier otra cosa que se pueda imaginar. En su tercera edición en el nuevo y polémico emplazamiento en medio de un descampado en Villaverde, el festival volvió a ser noticia por sus problemas, aunque, hemos de reconocer, la jornada fue bastante satisfactoria en lo musical. El recinto sigue siendo demasiado concentrado para tanto escenario, pero hay que reconocer que resultó cómodo y sin demasiada molestia.

SOL Y PUBLICIDAD EN VILLAVERDE
Si mezclas el calor madrileño de julio con un festival que debe acabar pronto (a las dos de la madrugada), el resultado es que bandas interesantes acaban tocando a horas demasiado tempranas. En esta ocasión hubo que pasar por alto la propuesta de Blondshell y de unos Fidlar que habrían sido perfectos de madrugada pero pudimos visionar el concierto del dúo australiano Royel Otis, que con su batiburrillo de indie pop actual mezclado con versiones de Sophie Ellis-Bextor y The Cranberries convencieron al asistente medio del festival. Para el resto, pues sin más.

Pero el primer plato realmente interesante fue Geordie Greep en una de las carpas pequeñas, con su mezcla de jazz, rock progresivo, salsa y rock alternativo. En 45 minutos apenas repasó cinco canciones de su sensacional «The New Sound», gracias a sus habituales improvisaciones y desvaríos psicodélicos. Con una banda formada por cuatro músicos descamisados (con cello, pero sin percusionista ni sección de viento), un pianista y él ataviado con su habitual traje con camisa, se lanzaron a reinterpretaciones de temas como la inicial «Walk Up» o una extensísima «Bongo Season», precedida de una introducción improvisada a modo de jam. «Holy, Holy» parecía el cierre perfecto, ya con un pequeño pogo en las primeras filas, pero a última hora hicieron una versión ágil de «The New Sound» que redondeó el evento. Estuvo muy bien, aunque evidentemente es un concierto para disfrutar con más tiempo y en sala.

LA IGUANA COJEA PERO CAMINA
Al salir de la carpa, pudimos comprobar que el show de Gracie Abrams ya había terminado, aunque los horarios previstos decían otra cosa. Al parecer, un corte de sonido le impidió terminar, aunque intentó paliarlo con algún momento acústico. En el escenario de al lado todo parecía empezar a tiempo para Iggy Pop, pero el inmortal frontman de los Stooges apareció en escena y el sonido pareció desplomarse. La «iguana» aguantó en escena con su habitual indumentaria (descamisado, claro) y una cojera muy notoria a sus 78 años, para tener que irse tras varios minutos. Tras un amago de arreglo, volvió a salir para ver cómo la cosa se caía de nuevo. A la tercera fue la vencida y pudimos disfrutar de su show, en la línea de sus últimas visitas: set muy bien seleccionado entre sus canciones más conocidas en solitario (desde «Lust for Life» a «Nightclubbing») y quizás las más notorias de sus Stooges (solo eché en falta «No Fun» y «Loose»), sumado a una formación muy bien escogida con sección de vientos y una base rítmica imponente. Concierto divertido y un animal escénico que sigue siéndolo, aunque sea al 25%. Un genio al que es imposible no alegrarse de ver sobre un escenario una vez más.

En el intermedio antes del concierto de Weezer, mientras Muse sustituían la caída del cartel de Kings of Leon de hace unos meses, pasamos a ver una de las múltiples paradas en España de la gira de despedida (esta vez sí) de Refused. Los de Umeå centraron naturalmente el repertorio en «The Shape of Punk to Come», con esporádicas visitas al resto de sus trabajos, comenzando fuerte con la propia «The Shape of Punk to Come», «The Refused Party Program» y «Summerholidays vs. Punkroutine» más adelante. El concierto no tuvo un gran aforo, pero entre los adeptos de la banda y los despistados que buscaban asilo para huir de los Muse actuales, consiguieron convencer sobradamente. Sonido excelente, Dennis totalmente en su papel vocal (y de bailes), alejado de sus recientes problemas de salud, y un colofón con una «New Noise» que parece estar más de actualidad gracias a haber salido en la serie The Bear.

WEEZER, 23 AÑOS DESPUÉS
Weezer es una banda muy querida por sus seguidores. Álbumes como el azul, el verde, «Pinkerton» e incluso más recientes como «Everything Will Be Alright in the End» son discos de cabecera para muchos, aunque también han pasado por periodos discográficos horribles. Su paso por Madrid, afortunadamente, estuvo plagado de los primeros, saltándose totalmente cualquier grabación que no pasase del aprobado.

Desde el principio nos dejaron claro por dónde iban a ir los tiros: «Hash Pipe» directo a la yugular, guiños a los seguidores más auténticos con «Dope Nose» y un Rivers muy sonriente y afable con la gente. Así se mantuvo la cosa durante todo el repertorio, con una audiencia seguramente menos entregada en lo físico que en su concierto de Barcelona, pero aún así obviamente plagada de seguidores desgañitándose tras 23 años sin ver a Weezer por Madrid.

La columna vertebral del show fue claramente el disco azul, del que apenas faltó «Only In Dreams». Sonaron todas las que hay que corear («Say It Ain’t So», «My Name is Jonas» o «Undone (The Sweater Song)»), las que hay que saltar («Buddy Holly» para cerrar) y las que llevábamos una veintena de años deseando bucear («In The Garage», «Surf Wax America», …). La representación de «Pinkerton» fue bastante correcta con «The Good Life», «El Scorcho», «Pink Triangle» y «Why Bother?», sumando dos delicatessen descartadas que nunca entraron en dicho álbum pero que eran de la época («I Just Threw Out the Love of My Dreams» y «You Gave Your Love To Me Softly»).

Como nota negativa, creo que podría decirse que Patrick Wilson, a las baquetas, se mostró algo fallón en algunos momentos, algo así como vago en la pegada. Aun así, mucho mejor verlo ahí que tocando la guitarra, como en formaciones previas de la banda. Para todo lo demás, podríamos decir que nos dieron el concierto que nos debían con creces (actitud, repertorio y entrega), sólo falta que vuelvan por aquí pronto y que sea en sala.

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