Curiosa «sala» de conciertos en plena Carpetana la nueva La Faena. Un acceso algo bizarro, propio de un garaje-trastero que compensaba sólo con el sonido directo y compacto que ofrecía. Igual, las latas de cerveza a 1,50 y la buena gente que dirige la sala, ayudaban a que en realidad nadie se acuerde para mal de este variopinto recinto.
Sin teloneros, pero a precio de chollo, la banda de Boston presentaba ante unas 70 personas, su última referencia en el sello Hydra Head, «Blue Lambency Downward». Su actuación se dividió en dos en todos los aspectos: por un lado ellos mismos cortaron el repertorio en dos partes y, a su vez, consiguieron conquistarnos primero para aburrirnos después.
En la primera mitad todo son buenas palabras para una orquesta bien domada por Toby Driver. Las partes lentas estuvieron en su sitio y dando cierto empaque y sonido propio. Igualmente, los arranques de potencia venían bien.
En la segunda mitad, se instauró un sonido ya muy difuso y repetitivo que terminó por dispersarnos a todos del concierto. Demasiado desvarío en tierra de ningún sitio y demasiado minutaje en su actuación.
Buen intento pero la densidad no fue captada del todo.