Tras su paso por el Azkena Rock Festival el año pasado teniendo el privilegiado lugar de tocar tras los cabezas de cartel, Kiss, Imperial State Electric o mejor dicho, la nueva banda del que fuera cabecilla de Hellacopters regresaba por Bilbao a desplegar su rock n roll de alto voltaje. Es de reconocer el papel de Nicke «Royale» Andersson como figura clave en el rock contemporáneo, líderes como fueron los Hellacopters de la hornada de grandes grupos de rock escandinavos en los 90 y se nota que la parroquia rockera se interesa por su nuevo proyecto, pese a que no sea lo mismo. Así la sala que se encontraba desierta a la hora estipulada se fue poblando hasta un lleno bastante aceptable para un concierto entre semana de una banda con un sólo disco en la calle.
The Small Jackets tiraron de tópico rockanrollero, cumpliendo sólo desde las expectativas menos exigentes. Son una banda de hard-rock como las que siempre ha habido y siempre habrá. Deudores en exceso de los tics de AC/DC, Aerosmith, Black Crowes o los Led Zeppelin más planos, contaban con las dos cosas imprescindibles en este tipo de bandas. Una buena garganta, apta para los agudos y los tonos alto y competencia instrumental para ejecutar riffs de libro y solos con los que epatar. Por si fuera poco se alargaron demasiado haciendo que su hard-rock con leves toques blueseros y sureños y casi más coqueteos con el heavy, repitiera un tanto. Canciones prolongadas y varios amagos de irse para quedarse terminaron de aburrirnos. «I know, it’s only rock n roll», pero en este caso «it’s not enough».
Imperial State Electric es justo decir que se encuentran unos cuantos niveles por encima, ya desde el minuto cero, gracias a la vena más instantánea, propia del sleazy. Y es que los de Nicke Andersson no tienen pinta de llegar nunca a salirse de la sombra de Hellacopters, pero la experiencia es un grado, quién tuvo, retuvo (no hay que olvidar que también el bajista de Datsuns forma parte de la banda) y todo tipo de frases hechas referidas a que el talento nunca le abandona a uno del todo, se aplican aquí. Lo suyo se sale del puro despliegue rock n roll para abordar canciones propiamente dichas, con gancho y estribillos que poder recordar.
La banda cumplió para con los fans y tiene carisma, pero no se les puede reconocer como una banda que destaque especialmente sobre las tablas. Las comparaciones con el pasado son evidentes y cuando el cancionero no luce por sí solo (alguna versión cayó que tampoco fue para echar cohetes), ni el directo más acalorado lo soluciona. Acusaron en cualquier caso problemas de sonido, que no estuvo fino en toda la noche. Si The Small Jackets sonaron a un volumen excesivo y ruidoso que no hacía nada bien a su estilo, ISE lo hicieron más bajo pero con similar desatino, reconociéndolo así el propio Andersson nada más comenzar. Todo redundo en un concierto de correcto a bueno, pero con poco que aportar.