Estar delante de alguien como Jon Spencer te hace recordar que si hacer rock sin flaquear es difícil, aún lo es mas demostrar que uno mismo es puro rock and roll… Por qué eso es el sr. Spencer… «Jodido rock and roll».
Se le nota más delgadito, pero eso no quita que sea grande. Enorme, más bien. Speeches interminables y repetitivos al más puro estilo de los de Blues Explosion, grititos, parrafadas varias animando a un publico algo paradete al principio (probablemente debido a una sala El Sol completamente a reventar), humor y la mayor entrega que se le puede pedir a un tío que esta de vuelta de todo, lo dejan claro. Él y Matt Verta-Ray son Heavy Trash, pero Jon Spencer es y será palabras mayores en cuanto coge una guitarra y un micro.
Claro, sin quitarles mérito a los demás factores que le hacen la cobertura. Empezando por un set list bastante aceptable para constar casi en su totalidad de temas de «Going Way Out with Heavy Trash «, su nuevo disco. Desde el comienzo de salvajismo rockabilly con «I Want Oblivion» y de la sorpresa que pudimos divisar en el repertorio elegido: la rareza “Shirt Jac” de Jon Spencer Blues Explosion. El concierto continuó agilizado por un ritmo constante con ejemplos como la bailonga «Outside Chance» y otros de los mejores temas de su repertorio como podrían ser «This Day Is Mine» o «That Ain’t Right». Aunque especialmente debemos destacar el homenaje de «They Were Kings» con Jon Spencer pletórico y muy en la línea de sus mejores tiempos con la Blues Explosion. Levantó el concierto mucho más de lo que estaba y el público terminó chillando a pleno pulmón con él gran parte del estribillo a capella.
La otra cara de la moneda fue un decepcionante Matt Verta-Ray que no se hizo ni la mitad de las guitarras, habiendo un tío en el control de sonido ayudándole no sólo con teclados y ritmos de guitarra, sino ¡también haciendo los solos!. Al menos, la solvente sección rítmica de batería y contrabajo (los tres miembros de la banda danesa The Tremolo Beer Gut) que acompañaba al dúo dio mucho de sí e hizo olvidar a que en este caso no eran The Sadies la banda de acompañamiento de los dos neoyorquinos. Se nos quitó el mal sabor de boca de no haberles visto en el concierto semi-sorpresa del Rock Palace madrileño y de paso caímos en la cuenta de que Heavy Trash tiene mas pinta de llegar lejos (en tiempo y en cantidad de público) de lo que podía parecer de inicio.
Antes de todo ello hubo teloneras desde Helsinki: The Micragirls. Tres chicas sonrientes con muchas ganas de hacérnoslo pasar bien a base de una mezcla de tontipop con punk. Una no tenía mucha idea de tocar la batería y la teclista tocaba medio a boleo, pero hicieron una verdadera labor de llevarse a todo el mundo a su terreno e incluso hacernos mover el esqueleto. Pero claro, una propuesta tan plana y repetitiva hizo que unos cuantos a la media hora estábamos más que hartos de oírlas berrear y hacer el zanguango. Por contra, otro núcleo de gente se mantuvo entero todo el concierto bailando y meneándose. Se puede decir que salieron como triunfadoras y con unos cuantos seguidores en el bolsillo, a pesar de que a un servidor se le hizo eterno.
Con mucha actitud rock y con uno de los mejores maestros de ceremonia que hoy en día uno es capaz de encontrarse encima de un escenario (hablo de Jon, claro) que nos hicieron pasar una gran noche.