El fútbol es sin duda el principal condicionante externo para que un concierto funcione mejor o peor. Que jueguen los tres equipos de Madrid en la ciudad, junto a un sold out en el vecino Teatro Circo Price con doble concierto de Love Of Lesbian y Dorian (muy alejados musicalmente de lo que nos ocupa, pero igual influyente en ese público variado que al final es el que mas acude a los bolos con insistencia).
Pues bien, la fiesta de los rednecks de Hayseed Dixie no se vio en absoluto afectada, aparte de un retraso esperado en consonancia con la finalización del partido del Real Madrid. La ausencia de teloneros lo permitía, para que los bares aledaños a la sala hicieran caja histórica, y eso.
Para cuando el cuarteto apareció en escena ya se marcaba un aforo muy generoso y buenrollísta entre un público que mezclaba heavys, rockeros, gente mayor y gente joven de manera aleatoria. En común, sobre todo las ganas de pasar una noche bastante festiva.
Esta claro que para que Hayseed Dixie llegará aquí, inevitablemente tenían que pasar por un festival como el Azkena Rock Festival, del que salieron aupados por un público sin prejuicios y con muchas ganas de bailar. De allí salimos todos muy contentos y con la sensación de que eran un grupo de festival (además, tampoco de cualquier festival). Su paso por la sala Caracol nos terminó de confirmar las sospechas, lo que no quita que el evento terminara siendo una fiesta igual de divertida que la del festival vasco.
Comenzaron al son del «Breaking the Law» de Judas Priest, pero en seguida aparecieron memorables revisiones de Ac/Dc como «You Shook Me All Night Long» y una graciosa «Hells Bells», con una botella de cerveza haciendo de campana. Hubo «Paint It Black» de Rolling Stones y «Bohemian Rapsody» de Queen, «War Pigs» de Black Sabbath y hasta hubo versiones de Scissor Sisters y Green Day para salirse de lo habitual, pero eso no quita que la jugada de pasar a hilbilly clásicos del rock tenga fecha de caducidad.
A pesar de ello remarcaron que ellos dan lo prometido, un concierto festivo, lleno de humor y de guiños al público, que terminó pogueando como si del concierto más metalero se tratase. Al fin y al cabo son una banda de rock, ¿no?