Uno de esos conciertos de los que te enteras de repente. Git Some a priori era un nombre que no me decía nada, pero sus antecedentes y que aparecieran en el cartel junto a nombres tan jugosos como Cordura o Interlude, redondeaban una propuesta en un bar del Casco Viejo que era difícil rechazar, sobre todo siendo sábado.
Cordura abrieron la noche, ofreciendo más o menos lo que nos tienen acostumbrados. Grandes canciones de «La Ridícula Mecánica de la Vida Moderna» y todo el movimiento que un no-escenario rodeado de público puede ofrecer. Temas ya clásicos como «Un Nudo en la Garganta», «Un día para volver la vista atrás» o «Consumiendo Insatisfacción», una aún más clásica «Una y otra vez» y 3 temas nuevos, uno de ellos con pinta de himno y que ya venimos escuchando en sus más recientes conciertos. Si acaso sorprendió la inclusión de «Otra Estúpida Discusión», mientras parece que la instantánea «Aquella Noche» va siendo desplazada del repertorio. Tal vez de hecho Cordura estén tocando demasiado. Nos estamos acostumbrando mucho a ellos y quizá les vendría bien parar un poco hasta la edición de su próximo disco o hacer algún otro bolo por la península donde seguro que les tienen ganas.
Interlude regresaban por su parte a Bilbao manteniendo su reputado estatus en la escena screamo underground. Los maños se sienten ya como en casa y no defraudaron presentando temas principalmente de «Les Miserables» y su nuevo disco. Contundentes, saben canalizar bien la carga emocional de sus letras, con denuncia sociopolítica. Su idioma principalmente es el francés (no por capricho, ya que el rasgado emo galo es una de sus más notables influencias) aunque las incursiones en castellano (como «Al Ritmo del Lucro») van tomando fuerza y hacen sus alegatos libertarios más cercanos. Se podría decir sin problemas que el suyo era el bolo más esperado de la noche, lo que dice mucho de su fama y nos parece lógico, ya que el venir de otro continente da credibilidad a tus ganas de tocar pero no aumenta el valor de tu música respecto a los grupos nacionales o incluso locales. Valoremos lo de aquí en su justa medida.
Y por fin llegaron los «internacionales», Git Some. Este cuarteto de barbudos melenudos típicamente estadounidense era un gran desconocido para el público. Es curioso como a veces en lo más profundo del underground los roles se invierten y son los que se hacen muchas millas quienes se benefician del público de locales y nacionales. En realidad la mayor referencia que teníamos sobre ellos es que un 50% de la banda procede de Planes Mistaken For Stars, una banda que no por interesante deja de ser igualmente bastante anónima por estos lares. Su propuesta actual es mucho más rockera, pero con muchos matices. En sus influencias están Black Flag y Black Sabbath, o sea mucho hardcore rockista y mucho protoheavy, sonidos graves de bajo cercanos al stoner y riffs bien gordos, pero todo se mezcla en un caos sobre el que destacó un batería al que le sobró todo menos los calzoncillos y un excéntrico vocalista.
Este último como es normal acaparó la atención no sólo con sus impropios bailes a lo Ian Curtis sino con su forma de cantar atonal, arrítmica y casi se podría decir que molesta. Animal, si, pero no de un modo gutural. Por poner un ejemplo, visualicen la esquizofrenia de «Six Shooter» de QOTSA. Ahora imagínense un concierto entero cantando en ese plan tan yonqui. Pues esto es incluso más irritante. Ojo, esto puede suponer tanto una pega como un valor añadido porque intensidad desde luego no faltó y los oídos dieron testimonio. Con ellos se llevaron, para Denver un trocito más de mi capacidad auditiva. Vamos que para el tamaño del garito un poco más limitado el volumen hubiera sido hasta de agradecer. Curioso también un bajista que hacía coros inclinándose hacia un micrófono a media altura. No aptos para todos los públicos.