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Foo Fighters – Madrid (06/07/2011)

Dave Groh,l Taylor Hawkins, Nate Mendel, Chris Shiflett y Pat Smear
7.4
Palacio de los Deportes, Lleno
Precio: 45 y 55 €

Foo Fighters por fin regresaron a España, y ni siquiera su líder Dave Grohl sabe porque han tardado tanto. A estas alturas de la vida laboral del ex-Nirvana, creo que sobran las presentaciones, aunque para los despistados quizás sorprendiera ver ese magnetismo entre bromista e irónico que lo ha convertido en un icono de la Generación MTV. Ese continuo headbanging del que lleva haciendo gala desde que abandonó la posición de baterista estuvo en Madrid, como esos gritos rudos, esos paseos guitarra en mano, esa comunicación con el público y esa pasión que siempre lo ha acompañado. Quizás podríamos hablar de que la actuación de Grohl y sus chicos recogió buena parte de ese rock de estadio en el que se han convertido, pero hay que reconocer que hubo momentos monótonos y exageradamente sobreactuados, en una actuación repleta de sudor y ganas. Las ganas de contentar y la actitud durante un concierto tan extenso son dignas de elogio, eso sin duda.

| HACER SONAR BIEN EL PALACIO DE LOS DEPORTES |

Antes de que el concierto de casi tres horas de Foo Fighters aterrizase en Madrid, hubo tiempo de unos Dinero que apenas actuaron media hora y a medio gas, y de unos interesantes The Gaslight Anthem que obtuvieron un sonido sensacional e inusual para ser teloneros. Aquí hemos visto ya a muchos nombres apetecibles salir sin pena ni gloria de esa labor de teloneros (Mastodon, Soulsavers, 65daysofstatic, My Morning Jacket, …) en un sitio de acústica variable y ellos no sólo salieron victoriosos con un sonido nítido y potente, sino que luego hasta podríamos decir que mejoraron el sonido de los propios Foo Fighters. Algo raro, pero a pesar de una coja de guitarras «High Lonesome» luego el sonido nos dejó poder gozar de un concierto que sin mucho ruido fue encajando con un público también «de estadio» que por lo general no está dispuesto a descubrir grupos.

El repertorio elegido fue algo extravagante, ya que dejaron muy de lado el reciente «American Slang», aparcando la canción que da título al disco, «The Boxer» o «Old Haunts», dejando apenas «The Diamond Church Street Choir», «Bring It On» y «The Queen of Lower Chelsea». Por contra hubo medio «Señor and the Queen EP» con la que da título en los primeros compases del concierto y con una sorprendente «Wherefore Art Thou, Elvis?». Igual con «Sink or Swim» nos sorprendieron con «We Came to Dance» y «Wooderson», aunque más con la selección del sensacional «The 59 Sound» que apenas incluyó «Even Cowgirls Get The Blues» a las típicas «The 59 Sound», «Great Expectations» y «The Backseat». Brian Fallon peloteó a Foo Fighters, a su público y al final creo que la mayoría nos querríamos haber juntado con el para tomar unas cervezas. Lo cercano y fácil hecho virtud.

| EL GARAJE DE DAVE GROHL |

Las canciones que Foo Fighters llevan todo el verano utilizando para abrir sus conciertos tienen un pilar acertado aunque quizás no tan sólido como parecía, por aquello de las ganas que les tenía la totalidad del público, pero salieron airosos con unas robustas «Bridge Burning», «Rope» y «White Limo»,. Aun así, sino fuese porque en mitad de todo ello hubo lecciones de rock alternativo como «Learn to Fly» y «Breakout», todo habría cambiado. Y eso que uno de sus temas más brillantes, «My Hero», nos había dado un aviso muy serio de que esto no se trataba de un concierto de los Foo Fighters que tanto nos gustan y de cuando Dave decidió juntarse a la base rítmica de Sunny Day Real Estate. Esto es ya más cuestión de bemóles, de carreras y de mucho hacer teatro para contentar a las masas, cosa que en su justa medida no deja de ser tan 100% rock and roll como beberse una cerveza de un trago o eructar (sendas cosas también hechas por Dave Grohl en Madrid la otra noche).

La banda estuvo en todo momento en su sitio, con el habitual contoneo tímido de Nate y con la pegada desproporcionadamente fuerte de Taylor, pero con un triste y vergonzante papel de segundón apagado en el reciente fichaje de Pat Smear. El peso de Chris Shiflett es sin embargo cada vez más grande en las labores de escudero de Dave, dejándolo incluso pasearse por «su» pasarela central para un sólo.

| OLD SCHOOL + WASTING LIGHT |

El resto del concierto fue una constante de altibajos que debe su existencia a un setlist muy extenso que fomenta la irregularidad en la calidad de sus temas. Tan pronto como venían canciones de sus tres primeros discos la cosa ganaba enteros, si venía del último o de «One By One» la cosa se ponía también interesante mientras que si venía de ese periodo anodino al que nos tenían acostumbrado, el concierto se ponía aburridísimo. Así que podemos decir que «Stacked Actors» y «Generator» nos encantaron («Monkey Wrench» con tanto parón de Grohl quedó muy afeada) y que temas como «Long Road To Ruin», «Let it Die», «These Days» o «Skin and Bones» no merecen estar en un concierto de Foo Fighters. Una de las sorpresas de la noche fue la reciente «Dear Rosemary», que sin los coros de Bob Mould pierde pero que siempre es un acierto tener en el repertorio, así como los hits infalibles que son «Best of You» y «All My Life».

| EL BIS DE CINCO TEMAS… SEIS TEMAS |

Se bajaron del escenario Foo Fighters, y Dave Grohl prometió cinco temas más. Al final fueron seis. Tras casi dos horas de concierto completo sin apearse de escena retomaron el repertorio con una aburrida «Wheels» interpretada en solitario por Dave. Igualmente el destrozo inicial de la genial «Times Like These» vino motivada por un inicio calmado para el lucimiento personal del ex-Nirvana. El concierto pasó sin duda alguna por su peor momento, puesto que ni el «Tie Your Mother Down» de Queen ni el blues de Mose Allison «Young Man Blues» tenía su mejor momento para aparecer. Ciertamente algunos agradecíamos la duración del show, pero la cosa no había por dónde cogerla a estas alturas del concierto y si había una manera de solucionarlo esa era «This is a Call» que sonó muy en la onda de los primeros tiempos del grupo para regocijo personal.

Al final, «Everlong», como cantaron antes The Gaslight Anthem, «la canción final que todo el mundo se sabe». En esta ocasión no la extrapolaron a la versión-estadio repleta de parones para no alargar mucho más las casi tres horas de un concierto que nos trajo la mejor cara posible del rock de estadio y unos cuantos momentos de aburrimiento exagerado.

Por mucho que los medios más generalistas vayan a quedar notablemente impresionados por Dave Grohl y sus chicos, el concierto de Foo Fighters en Madrid tras una década de espera no fue el concierto del siglo. Pero que no os engañe el lado contrario, el de los sabelotodos que dictaminan que «Foo Fighters ya no molan», porque su concierto estuvo realmente bien. Que vuelvan pronto como prometieron.

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6 de julio de 2011