El sábado de la edición de mayor recesión en toda la trayectoria del festival, que no la de menos publico, se iniciaba de una manera algo lujosa. A eso de las 8 de la tarde, una banda de la trayectoria de los británicos Ash se subían por segundo año al escenario Verde a regalarnos un concierto con el que acompañar la puesta de Sol.
| POWER SOL |
Pocas veces tenemos la suerte de poder gozar de un setlist tan impecable como el que nos brindaron Ash. Es algo complicado de reconocer, pero si tocas en un festival y tu set se reduce tanto (a una hora en este caso) tienes que elegir muy bien cada golpe, aún contando con que haya tiempo para las piezas nuevas. Ash lo consiguieron de sobra, iniciando con un apabullante sonido una tras otra «A Life Less Ordinary», «Goldfinger», «Petrol» y la preciosa «Shining Star». Sin parar un sólo segundo con esa impecable actitud y garra nos repasan levente sus nuevos singles para proseguir con «Kung Fu» y «Oh Yeah». El Sol se esconde entre las montañas, nos descubren otros dos temas nuevos y nos espera una traca final con «Girl From Mars» y «Burn Baby Burn» como colofón. Aplausos generalizados, por supuesto.
Con Jonston la cosa quedó muy desangelada, pero se notó que fue el día que más público nacional hubo. Tampoco es que la propuesta de Jonston haya calado mucho en el panorama indie patrio, pero la verdad que ver cómo se las gasta en escena es algo divertido y curioso hasta para el que más fuera de juego le pille. Muy buen rollo, perfecto para irse arrimando a los escenarios.
| ABUELOS QUE SE REUNEN Y JOVENES QUE SE SEPARAN |
Y nos arrimamos al de The Specials, que pasaron muy de puntillas por un festival de arraigada tradición indie pero que los recibió con los brazos abiertos. Sobre todo el sector guiri, claro, que permaneció bailando y al borde del síncope a pie de pista. Clásicos cómo «A Message To You Rudy«, «Stereotype» o «Monkey Man» no pudieron faltar, así como tampoco lo hicieron el siempre seco Terry Hall y el bailongo guitarrista Lynval Golding. Echamos de menos al otro líder, Jerry Dammers, pero lo hicimos mientras movíamos los pies.
Pero si había una actuación de aquí en el festival que llamara la atención, esa era la de The Sunday Drivers. No es que cosechasen un lleno rotundo, pero luego pudimos comprobar como consiguieron desplazar mas gente a ese reducto patrio que otros como PiL. En tiempo record sonaron un total de veinte canciones (con «On My Mind» o «My Plan» incluidas) que terminaron desnudando literalmente a las primeras filas. Se marchan pero nos han regalado buenos momentos, la pena es que no hubo tiempo con las prisas de poder ver ese «Rainbow Of Colours» a modo de bis definitivo.
| CUESTIÓN DE CARISMA |
Es que mandaba el verde. Mandaba Ian Brown. Ese aura conquista, independientemente de lo difícil y complicado de su cancionero, tiene ese magnetismo, simpatía y gancho, impropio de una estrella del indie británico. Comenzó muy bien, puesto que se la jugo poco con «I Want To Be Adored», pero poco a poco su concierto fue perdiendo mucho fuelle. Gusta a pesar de ello verle con sus bailecitos, con su pandereta, con su entrañable chulería y con una buena y diversa banda, explorando sonidos que no siempre son fáciles de llevar al directo. ¡Ah! También nos quedamos con «Time Is My Everything» y con «Golden Gaze».
En el polo opuesto de simpático chuleta se encuentra John Lydon, el también líder de Sex Pistols. Con sus remozados PiL (Public Image Ltd) ha conseguido con los años un reconocimiento que inicialmente no consiguió cuando se adentró en el proyecto. En Benicassim tuvimos ración doble de gestos imposibles, de provocación comedida y del habitual gancho del bueno de John. Si con su gira de reunión de su otro grupo nos aburrieron una auténtica barbaridad, con su experimental regreso a PiL nos conquistó desde las primeras notas de «This Is Not A Love Song». Luego siguieron otros momentazos como «Death Disco» o «Rise«, pero la actualidad mandaba y había que acercarse a ver a The Prodigy. Esperemos que haya oportunidad de más PiL pronto, porque fueron de lo mejorcito del festival.
| FIESTA |
The Prodigy bebieron mucho del legado de los Sex Pistols a la hora de provocar e impactar, pero hoy en día ya juegan otra liga distinta. Están muy en forma, y el bueno de Liam sabe como encajar las piezas a lo largo de todo el set para que la cosa no decaiga ni aún cayendo al material nuevo. De hecho, hasta echamos en falta temas de «Always Outnumbered, Never Outgunned», pero no pudimos acordarnos de mucho más de sus principales obras con «Breathe», «Omen», «Poison» y «Firestarter» entre la primera mitad del set. Si es cierto que en mitad de todo ello hubo un cierto amago de decaimiento, pero nada que los clásicos no arreglen de sopetón con «Voodoo People», «Diesel Power» y una soberbia «Smack My Bitch Up» para cerrar el set normal. Mientras nos acordamos de que el sonido fue uno de los peores del festival, con un exceso de graves algo redundante, hacemos mención de que a pesar del genial final con «Out Of Space» y «Their Law» descubrimos que el único fallo del repertorio es comenzar el bis con «Take Me To The Hospital» y «Everybody In The Place».
Los retrasos provocaron que no pudiéramos ver a Four Tet, pero si pudimos ver cómo triunfaba la electrónica alocada (en el sentido más amplio del termino) de Cut Copy. Otra vez tendremos que mentar a como el público británico encumbra a bandas que aquí apenas tienen reclamo por auténticos reclamos en el cartel. Con ellos pasó igual y se llenaron de ganas y de fuerza. De hecho, esa fuerza en vivo nos gustó mucho más que en disco. Buena sorpresa de directo, aunque su nuevo disco haya gustado tanto.
Para cerrar la jornada, y de paso nuestro paso por el festival, acudimos al Verde. Por supuesto, Klaxons arrasaron con un sonido algo más «terrenal» en vivo, pero con altas dosis de la calidad que ya demostraron en «Myths of The Near Future» para todos estos temas nuevos que presentaron. Del resto, «Two Receivers», «As Above, So Below», «Golden Skans» y «It’s Not Over Yet» son hits prácticamente incontestables. El bis con «Atlantis To Interzone» pilló a todos muy cansados, pero claramente hubo que agradacerles tan buen concierto.