Ni el partido de Champions del Real Madrid, ni las malas críticas recibidas por su paso del año anterior por Barcelona, ni la prohibición de fumar en locales cerrados (tema muy importante en conciertos stoner-doom), ni un precio algo caro de las entradas, ni las quejas generales a la habitual entrega (mental, que no es esto un concierto hardcore) de Electric Wizard pudieron con su estreno madrileño, que consiguió una muy entrada en Caracol.
De todos es sabido que este cuarteto inglés no le debe gustar demasiado prodigarse encima de los escenarios, cosa que demostraron una vez más en Madrid, con una actitud algo pasota. No es que fuese un concierto malo, ni siquiera podemos darle una nota que no pase del aprobado, pero si hubo sensaciones de que cuesta mucho entrar en un concierto suyo, sobre todo porque ellos mismos no transmiten ese trance que su música si produce. A pesar de todo esto, el público manifestó unas ganas soberbias desde los primeros truenos de guitarra de Jus y Liz, porque digan lo que digan, la gente cada vez tiene más ganas de poder ver a sus ídolos en directo.
Si tuviéramos que quedarnos con alguien del combo, lo haríamos con la certera y centrada Liz, siempre en un segundo plano, mientras Jus y su voz permanecían algo descolocados (valga la redundancia, pues andaba poco colocado para lo ocurrido el año pasado en Barcelona). El sonido de todo lo que venía de él sonaba difuso y algo mal, probablemente motivado por el propio sonido de la sala, ya que a Shaun a la batería lo vimos pletórico y sin embargo su sonido también consiguió emborronar un poco el concepto general.
En cualquier caso, supieron ajustar su sonido y hasta supieron centrar un poco un repertorio algo difuso para ir de menos a más. Desde cierto aburrimiento y concierto plano consiguieron salvar muy bien el tipo con temas de la talla de «Satanic Rites of Drugula» y sobre todo «Witchcult Today» y «Dopethrone» para cerrar. Incluso haciendo un buen repaso a «Black Mass» que da titulo al nuevo disco lo hicieron bien, pero aún así la gente quiso más y sobre todo mejor.. Vamos, que la gente quería más presencia e sus primeras obras.
Moho habían vuelto a ser un escollo duro para ellos, eso que no tuvieron la mejor de sus noches. La voz de Iñaki arrastró los mismos problemas que Electric Wizard, algo raro en una sala tan apreciada como Caracol. Los Moho de hoy en día parecen encaminados a la aceleración y al trash, cosa que puede alejarles de cierta simpatía doom, pero que no los priva en ningún momento de esa altísima calidad que siempre desprenden. Queremos nuevos temas ya, para poder cantarlos cuando la voz de Iñaki se oiga tan poco.