El festival, como ya hablamos en la primera jornada, partía con la enorme ventaja de ser un evento localizado en un entorno genial. Dicho entorno sufrió apenas un mes antes un incendio, y los asistentes al festival tuvieron una visita guiada a los daños. Igualmente, era tiempo de disfrutar de la naturaleza durante toda la mañana y mediodía con esas fantásticas piscinas naturales de Arenas De San Pedro (según los que estuvieron, dicen que el Camping estaba excesivamente lejos como para ir y volver demasiado).
Así, de nuevo con poca gente, daba comienzo una segunda jornada mucho más apetecible y variada: bandas BCore, la última apuesta indie de una multinacional, música de baile y hasta un guiño a la americana.
Lo primero que pudimos ver, aún con la luz del sol delante, fue al siempre simpático Ramón Rodriguez dejándose su ya de por si maltrecha garganta. The New Raemon y su banda de de Culovoladores cuentan ya con una importante baza para sus conciertos, y esa baza es que la gente adora esas pegadizas melodías que llenan «Hoy Estreno», «La Cafetera» o la apropiación de «Mi Mano Izquierda» de Nueva Vulcano. Si bien el propio solista reconoció que no estaba bien de la voz, su habitual banda de superestrellas de la escena catalana (faltó el teclista de Madee, Pep) sonó soberbia como siempre. Finalizar, todos ayudando a cantar al esforzado Ramón «Tu, Garfunkel», como ya es tradición, no tiene precio.
El cambio de tercio fue de lo más mediático con la nueva cara femenina del indie nacional. En realidad a Zahara llevamos viéndola muchos años por los escenarios más variopintos de la capital, pero ha sido unos añitos después cuando ha pegado el espaldarazo definitivo a una multi. Ella, a pesar de todo, parece comportarse con la naturalidad de siempre encima y debajo del escenario. Para bien o para mal, su faceta más empalagosa y edulcorada es la que vence en escena, a pesar de contar con una banda de apoyo que puede sonar bastante convincente. Ni Ricky Falkner de Standstill ni la canción de la vuelta consiguió pasar del «Correcto»
De ella, pasamos a la actuación de la noche, la de Standstill. Juegan otra liga, la de los fuera de serie. No hubo quien los tosiera en ningún momento, a pesar de repetir al dedillo el set que dieron en la Joy Eslava en febrero. El inicio con «Poema No 3» y «¿por qué me llamas a estas horas?» fue una soberbia muestra de lo que luego se venía con los habituales «La Risa Funesta», «Let Them Burn», ,«G.M.»,«Cuando»…
Pero si hemos de destacar dos momentos, estos debieron ser sin ninguna duda: «La Mirada De Los Mil Metros» que supuso un punto de inflexión en el concierto a partir del cual las ganas del público se desbordaron. Después, el «1,2,3 Sol» más alocado jamás vivido en la zona centro de la península… ¡Cada vez más y más grandes!
El paso de The Sunday Drivers por el Ecopop debió ser mucho más notado, pero tras el soberbio concierto de Standstill la cosa quedó muy deslucida. Su nuevo disco, con ese regustillo habitual del grupo entre la americana y el indie lentorro, entra la mar de bien. De su directo podemos decir que la cosa se nos hizo bastante cuesta arriba… Concierto lineal, frío y con el freno puesto, del que apenas quedaron con suficiente garra el inicio con «Hola» y los habituales hits.
El fin de fiesta corría a cargo del baile. Primero We Are Standard estuvieron menos vacilones y gamberros de lo habitual, pero eso no evitó que fuera uno de los mejores conciertos de todo el festival, con todo el mundo bailando y desfasando en medio del castillo. Los temas de su disco más reciente son desde luego un reclamo suficiente para que esto ocurriera. El otro baile (no tanto como los que se marco Chema Rey el día antes) lo puso luego dj Rojiblanco a golpe de una plaga de hits bastante más al uso del público del festival que lo del día anterior.
Lo peor del cierre del festival llegó ya en mitad de la sesión final, cuando un asistente se precipitó (a pesar de una correcta señalización) escaleras abajo. Vinieron las asistencias médicas para llevarlo en camilla, pero todo quedó en un susto gordo. Esperemos que haya Ecopop 2010 para el susodicho y para el resto.
