El 21 de junio ha sido bautizado como el día europeo de la música y en este 2008 ha coincidido en fin de semana. Como no, la mejor manera de celebrarlo es crear (otro) un festival… Gratuito, eso sí.
A pachas entre Heineken y la siempre mal querida Fundación Autor (en las puertas hubo una pequeña concretación anti-S.G.A.E.) se montó un escenario bastante digno a orillas del Manzanares y del comienzo de la Casa de Campo. El problema que les surgió no fue otro, que el enorme calor que tuvimos que soportar ese fin de semana.
Ese calor fue el que dificultó que Aaron Thomas y Russian Red brillaran como debe, como ocurrió en Indyspensable pero con un orden inverso. Aaron Thomas a las 5 de la tarde y con el bochorno en lo alto pasó sin pena ni gloria. Sus canciones lánguidas y tristes no conectaron nunca con la gente, cosa para nada rara a esas horas y ese calor. Russian Red, tres cuartos de lo mismo, pero aún solventando la papeleta con un poco mas de alegría. Quizás, también ayuda que ella ya tiene unos cuantos seguidores que no se pierden a Lourdes encima de un escenario.
El calor sofocante continúo con unos Triángulo de Amor Bizarro de los mas playeros, con pantalones rockies incluidos. En realidad, mas que con el calor sufrieron con los problemas de sonido, que a pesar de todo no les impidió hacer el habitual ruido del que se enorgullecen. Una propuesta que poca gente sabe hacer ahora mismo usando el castellano y las influencias claras de The Jesus & Mary Chain, My Bloody Valentine, Pavement o Sonic Youth con momentos álgidos como la fiereza de «El Himno De La Bala» o el ritmo arrebatador de «El Crimen: Como Ocurre Y Como Remediarlo».
Lo siguiente, a pesar del horario de tarde, era el plato fuerte del festival: The Sunday Drivers. La banda de Toledo ya está entre el elenco de artistas del indie patrio, que arrasa con público en toda España e incluso por países como Francia u Holanda. La banda, a pesar de contar con la carismática presencia de Jero en la parte frontal del escenario, tiene una ventaja al respecto del resto es que son y suenan altamente compactos. Es más, ese concepto grupal tiene una virtud aún más notable en un directo mucho más rockero y jammie que la linealidad que han podido demostrar en «Little Heart Attacks» y «Tiny Telephone». Un set mas que bien trenzado desde «Rainbows Of Colors» hasta «Day In Day Out» pasando por hits de su repertorio cómo «Do It».
El Guincho, sin embargo acusó todo lo contrario a The Sunday Drivers. El canario Pablo Díaz-Reixa y su tropicalismo electrónico no conectó en los primeros compases de su concierto, cosa que no pude comprobar durante todo el minutaje de su concierto por la coincidencia horaria con el concierto de Enrique Morente en La Riviera. A tenor de los comentarios posteriores, fue el que quedó mas fuera de juego en esa edición del Día De La Música. Para finalizar, los que fuimos a ver la actuación de Enrique Morente con Lagartija Nick nos perdimos a Pinker Tones, cuya actuación cosecho buenas opiniones entre la gente (como siempre: fiesta).
Gracias en parte a un recinto bastante apropiado (que no cómodo) para un festival así de improvisado (y de gratuito) el día de conciertos lució bastante, pero si no hubiera aparecido el señor calor la cosa podría haber mejorado mucho.