De los peores días para un evento en Bilbao a lo largo de todo el año, el del concierto de dEUS se llevaba probablemente la palma. Un martes es complicado, pero si el precio no va correlativo a la fama de la que la formación goza por estos lares, la cosa ya pinta mal. Y es que es cierto que los belgas, tal vez por eso, por ser belgas, nunca han tenido un seguimiento muy significativo por aquí pese a los años que llevan en la brecha. En todo caso, todo esto son consideraciones accesorias y subordinadas a lo que se cocía en la capital vizcaina; la segunda vuelta de las semifinales de la Copa del Rey con el Athletic jugando en casa.
Los horarios hacían imposible cualquier tipo de reajuste para no coincidir, así que los del concierto fueron cumplidos escrupulosamente y cuando a las 21:00 empezaban a tocar Hong Kong Dong no nos extrañó la desértica situación de la sala para ver arrancar a este cuarteto capitaneado claramente por dos miembros de origen oriental. Si, de Hong Kong en concreto, aunque belgas de adopción. Comparten algo de la querencia por la rareza de dEUS o Millionaire, pero lo llevan al tópico ese oriental de evocar la música de occidente, el pop y el rock, desde su lado más kitsch.
Así, ruido de guitarras y sintetizadores era invocado con un toque ciertamente ochentero y petardo, a veces incluso con serios aires de karaoke. Con esa disposición también tan oriental siempre sonriente, su cantante ejerció de frontman con voz chillona, falsetes y extrañas coreografías durante todo el concierto, salvo en el tema que su compañera, al parecer su hermana, se colocó una sábana y bajó a susurrar al público cual fantasma del viento. Divertidos en la actitud y las ganas, seguramente serían un plato de agrado como apertura de cualquier festival, pero en sala dio la sensación de directo con poca consistencia y sensación de monotonía, sobre todo rítmica.
Pero la sala se fue llenando poco a poco y para la hora de dEUS, que también fueron puntuales, ya el aforo rondaba el medio lleno, lo cual no está mal dados los condicionantes. Entre el público, una notable presencia de la comunidad belga en Bilbao, dejando claro que ellos sí son profetas en su tierra. El recital se intuía basado en su último disco y así fue y la verdad que en este caso lo merece porque puede ser uno de los discos más infravalorados del pasado año. Arrancaron con flojera en «The Final Blast» y nos temíamos lo peor, pero debió ser sólo el tema que les sirvió para engrasar. Y es que su sonido, con tantos matices es una mezcla que se antoja dificil de ajustar, pero lo consiguieron rápido, aunque tampoco fuera la mejor de las noches en cuanto a sonido de la sala
Claro que, recurriendo al espasmódico single de Vantage Point «Architect» iniciaron la senda del éxito. Con ese aura psicodélico que les acompaña de lo más pop a la mayor de sus rarezas y los geniales visuales que abarcaban todo el escenario, ellos incluidos, consiguieron meter a la gente en harina y eso que por lo anteriormente narrado, el clima se prometía tan gélido como en el exterior de la sala. Teclados con clase y psicodelia, repuntes del violín eléctrico, matices electrónicos, una banda entera dedicada a complementar las labores vocales de su carismático cantante, pusieron el resto a un más que buen concierto.
Si hay que destacar temas no pueden faltar los extraordinarios climas de «Constant Now» y «Easy», el primero palpitante, el segundo inquietante y por supuesto una «Instant Street» que empezó hermosa y melódica, como en disco y terminó en una espiral de distorsión exacerbada y estratosféricos movimientos de su guitarrista, marcando así uno de los puntos álgidos del concierto en pleno ecuador. Una de esas canciones que ganan conciertos enteros. La gente se empezaba animar pero no lo suficiente y su cantante pedía con gracia un poco de colaboración para que no pareciera que estuviéramos en un concierto de Coldplay.
No se puede decir que a partir de aquí el concierto declinara, pero tal vez sí empezaron demasiado fuertes como para mantener el esperado crescendo. Temas nuevos tan buenos como «Dark Sets In» en la que se acercan a su aliado Greg Dulli o la muy divertida y bailable «Ghost» que recuerda a los más festivos TV on the Radio. La épica de «Keep You Close» destacó sónica y visualmente por el uso de unas placas de percusión al estilo gong. Y todavía les quedaba un ramillete de clásicos infalibles para antes de los bises, derrochando psicodelia (en forma más pop cone «Little Arithmetics» y más de rock alternativo con «Bad Timing») y para después (el humeante groove casi digno de Tom Waits de «Theme for Tunpike» y el freak-grunge muy celebrado de «Roses»).
En definitiva, una banda con un largo pasado y un amplio rango de sonidos, pero que puede mirar su presente con orgullo, desde discos como «Keep You Close» o «Vantage Point» sin olvidar clásicos de su repertorio, incluso del más antiguo. Una trayectoria coherente que tuvo su fiel reflejo en directo. Esperemos que alguien les explicara el fervor del fútbol en Bilbao (por sus chistes al respecto , alguien ya lo hizo) y les sirva como excusa para no tachar Bilbao de su lista de ciudades españolas a las que volver.