El puente de la Constitución de 2010 será recordado para toda la población española por la hermosa huelga de controladores aéreos que asolo el espacio aéreo. Pero para los madrileños con presencia en conciertos por una inusitada sucesión de conciertazos con mayúsculas. De todas las formas, tamaños y estilos, gente cómo Atari Teenage Riot y M.I.A. nos habían dado sus mejores versiones, pero como nos temíamos Chino Moreno 2.0 vino a darnos otro más.
Y el caso de Deftones es ese, el de un grupo que por fin se quita la espinita con Madrid, dado que sus altibajos en vivo ya no tienen comparación posible con lo vivido en La Riviera. Ni unos teloneros que no estaban a la altura, ni una sala difícil, consiguieron impedir que a los de California les saliera el asunto redondo.
La primera razón para que se quitasen la espina fue que vimos unos Deftones centrados en escena, detallistas a la hora de hacer sonar las canciones similares al trabajo de estudio y físicamente enteros durante un minutaje que llegó hasta la hora y tres cuartos. La personificación de esto llegó sobre todo de la mano de Chino Moreno, que parece que ha resurgido de las cenizas para saltar, bailar, pasearse por las barras del bar y, sobre todo, cantar. Este es el Chino que maravilló con «Around The Fur» y que dio a luz una obra como «White Pony».
La segunda razón fue un repertorio sobrado de sus mejores temas, funcionando muy bien en todo momento, a pesar de haber concentrado demasiado los temas de su nuevo disco en la parte final. Pocos grupos pueden dar un concierto haciendo sonar tan bien temas tan dispares cómo «Change (In The House Of Flies)» o «Passenger» contra la fiereza de «My Own Summer» y «Birthmark». Los temas del reciente álbum funcionaron sensacionalmente bien además, sobre todo la preciosa «Sextape», la fuerza de «CMND/CTRL» y la emotiva dedicatoria a Chi Cheng que es «Risk».
La tercera, y última, que son los supervivientes destacados de una generación que no ha sabido envejecer. Si en disco, con «Diamond Eyes», ya nos hacían pensar que eran los únicos capaces de sacar material nuevo que no sonrojasen a los clásicos. En directo, la cuestión se hace definitivamente incuestionable. Y con todo ello, el final de su concierto, largo como ya necesitábamos, terminó tirando de clásicos musculosos como «7 Words«, «Root» o «Engine No. 9».
La comunión de Deftones con Madrid, por tanto, se hizo efectiva.
