Cita deseada durante mucho tiempo en la sala Caracol. Lo que se esperaba como uno de los conciertos más ansiados de la temporada no sólo cumplió las expectativas, sino que posteriormente se tornó en uno de los conciertos del año, seguramente el más especial para los amantes del stoner y de los amantes de la psicodelia más pesada (con permiso de la gira por salas de Clutch).
Los alemanes Colour Haze están a la vuelta de la esquina geográficamente pero no habían pisado suelo español salvo en una ocasión en el festival alicantino Guadalest hace cuatro años. Así que tras veinte años de carrera, los seguidores de Madrid y Barcelona andaban con unas ganas exageradas que aunque pudo haber sido un arma de doble filo para el trío, al final fue defendido a capa y espada. Si en Barcelona fue una entrada buena en una sala pequeña como Razzmatazz 3, en Madrid gracias al trabajo de Nooirax Producciones se consiguió el sold-out de toda una sala Caracol.
La tarea de abrir el concierto fue la de los locales El Páramo, banda que se mueve en unos parámetros stoner-psicodélicos muy similares a los de Colour Haze. Seguramente ante la apisonadora de sonido que vivimos en Caracol todos habríamos pensado que un concierto así de colosal, a pesar del lastre de unos temas nuevos que hemos oído mucho en vivo pero que necesitamos oír ya en versión de estudio, iba a poner las cosas difíciles al resto de la banda. Con Colour Haze no, pero desde luego que esas abrasivas guitarras que forman Jorge y Macón volvieron a ser el estandarte de una banda que falla muy pocas veces.
Los que si sufrieron para mantener el nivel fueron los también alemanes My Sleeping Karma, con una apuesta algo alejada de la de las otras dos bandas y más cercanas al post-rock. La actitud innegable del combo estuvo lastrado por unas composiciones algo carentes de imaginación, pero sobre todo por los problemas que la sala mostró con su equipo eléctrico. Que se vaya la luz del escenario es malo, pero sufrir dos cortes de sonido debe ser algo que cabrea mucho.
Por suerte con la banda principal no sólo no sufrimos cortes, sino que encima vivimos un sonido de precisión y pegada prácticamente perfecta. Comenzó el concierto como si nada con «She Said» y para cuando comenzaba la segunda canción («Moon») ya nos habíamos dado cuenta que lo de esa noche iba a ser especial. Durante dos horas y pico de concierto la banda consiguió llenar de vigor el clima cálido que presentaba la sala Caracol, manteniendo el tipo sensacionalmente bien con un repertorio bastante equilibrado, repasando con un par de temas tanto «Tempel», «Colour Haze» o el reciente «She Said», pero incluso se atreven a presentar un tema nuevo.
La magia del evento se mantuvo así durante toda la duración del concierto, aunque algún que otro asistente se decidió a ver el tramo final de concierto casi desde la puerta de salida por evitarse eso de perder el último Metro. Por si fuera poco regalaron un bis extenso, con la habitual «Peace, Brothers & Sisters!» que es tan interesante y bien ejecutada como inapropiada para ir cerrando un concierto (aproximadamente veinte minutos duró). Por suerte el cierre final con «Get it on» y el final de set normal con «Tempel» no tuvo fallo posible, una pieza que aún yéndose casi a la decena de minutos consiguió dejar la mejor sonrisa posible a los asistentes que abandonaban la sala sabiendo que habían sido participes de algo especial… y espacial.