/Crónicas///

Black Sabbath – Ámsterdam (28/11/2013)

Tony Iommi, Geezer Butler, Ozzy Osbourne (Adam Wakeman y Tommy Clufetos)
8.7
Ziggo Dome, Casi lleno
Precio: 57 €

War Pigs
Into the Void
Under the Sun/Every Day Comes and Goes
Snowblind
Age of Reason
Black Sabbath
Behind the Wall of Sleep
N.I.B.
End of the Beginning
Fairies Wear Boots
Rat Salad
Iron Man
God Is Dead?
Dirty Women
Children of the Grave

No vamos a mentir a nadie, Black Sabbath no están en su mejor forma y probablemente todo el camino que les queda juntos tras esta última reunión será corto. Quizás hasta sea una cuestión de dinero, ese que separó al batería original Bill Ward de la formación reunida y de ese regreso discográfico que es «13». Pero al mismo tiempo no podemos más que rendirnos a los pies de un espectáculo sinceramente histórico, sobre todo gracias a los dedos recortados de un prodigioso y certero Tony Iommi entremezclados con los ritmos únicos de un genio como Geezer Butler.

Antes de que nuestro viaje a Ámsterdam alcanzase su cénit más absoluto, cumpliendo un verdadero sueño que nunca llegaba a España, los chicos de Uncle Acid and the Deadbeats salieron más que airosos de un evento en el que no terminaban de encajar. Su rock psicodélico y pesado no está hecho para un recinto tan grande y frío como el del Ziggo Dome, algo así como un Palacio de los Deportes de Madrid algo más recogido y con un sonido sencillamente perfecto. Aún así a la gente, muy respetuosa durante todo el evento, no le quedó más que rendirse a los arrebatadores ritmos y melodías vocales de este prometedor combo. Si ya convencieron en Azkena Rock Festival ante un público algo «pureta«, delante de fans de Black Sabbath volvieron a refrendarse.
Lo que vino después es ya historia. Ozzy empezó a hacer el payaso sin siquiera aparecer en escena, hablando por el micrófono al apagarse las luces. ¿El payaso más adorable del rock? Seguramente. «War Pigs» pasó por delante nuestra sin creernos que verdaderamente estábamos en el año 2013 viendo a Black Sabbath, así que quizás uno de los momentos más mágicos del concierto vino después con una «Into The Void» donde Iommi y Butler demostraron que pese a edad, enfermedades y demás cuestiones, siguen siendo ellos (con mayúsculas y subrayado en negrita). Para continuar con la memorabilia no hubo mejor momento que recordar «Vol. 4» con «Under the Sun/Every Day Comes and Goes» primero y luego una «Snowblind» que quizás fue otro highlight en cuanto a calidad.

A partir de aquí entraron en juego las canciones del nuevo trabajo, presentadas todas ellas con un Ozzy bastante más centrado y cabal que el que vimos hace un par de años con su verbenera gira repleta de «lololos» y pistolitas de agua. Aquí Ozzy fue payaso, pero manteniéndose en un plano similar que el de sus otros dos compañeros de banda. «Age of Reason» y de nuevo vuelta a los clásicos, primero con una solemne «Black Sabbath» y luego una perfecta unión «Behind the Wall of Sleep» enlazada a «N.I.B.» con el habitual sólo de bajo de Geezer. Otro momento histórico que provocó un gran delirio entre las primeras filas. Mucho más sin duda que los posteriores repasos a «13», con «End of The Beginning» y «God is Dead?», que por otro lado se mantuvieron más que dignos.

El final se acercaba y apareció en escena «Fairies Wear Boots» con un imponente vídeo detrás de ellos, aprovechando bien una parafernalia propia de conciertos grandes pero sin pasarse de la raya. Aprovecharon «Rat Salad» para dar un descanso a Ozzy, cuya voz con cada minuto de concierto se perdía en las profundidades holandesas. Sin duda, el peor momento del concierto con un insufrible solo de batería para finalizar la canción por parte de Cufletos: un batería bastante bueno, pero con un ego exagerado durante todo el concierto con sus posturas y exagerados golpeos. Que tuviéramos que ver en tres ocasiones el mismo esquema de redobles en un concierto de reunión de Black Sabbath fue mucho más que indignante. Por suerte el cierre del set con «Children Of The Grave» compensó eso y esa radicalización vocal del riff de guitarra de «Iron Man». Y nosotros que pensábamos que eso sólo pasaba en España…

El bis vino claramente protagonizado por un Ozzy mucho más suelto y divertido, para bien y para mal. Por un lado volvió a ser ese abuelo gracioso y entrañable que se acerca a las primeras filas, pero por otro lado hizo de «Paranoid» otro intento verbenero que afortunadamente fue salvado por esa pareja perfecta que fueron y serán Geezer y Iommi. Un lujo de unas dos horas de duración que esperemos por fin regrese a España este verano, antes de que la banda se vuelva a esconder en un baúl.

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28 de noviembre de 2013