Dentro de la programación del ciclo Cardioide, nacido con la voluntad de dar a conocer bandas emergentes desde un espacio digno, hay lugar para las excepciones como bien comprobamos ya en su segunda jornada. En su segunda visita a Sevilla tras su refundación, primera con nuevo álbum y nuevo cantante, Automatics tenían que demostrar que aún había lugar para su propuesta en un panorama que ha cambiado mucho desde principios de siglo. A esta incertidumbre se unía la coincidencia del evento con concierto de Coque Malla justo en la sala de al lado; circunstancias que no suelen funcionar bien en Sevilla y suele saldarse con una asistencia pobre si no para ambos, al menos para uno de los bolos.
Ante un panorama, digámoslo claro, desolador en cuanto a público, arrancaron Byron Co., banda local compuesta por veteranos con querencia por las guitarras en primer plano y el ruido. Con un frontman con cierto parecido a Jorge Ilegal, defendieron su monolítico repertorio con ganas mientras se sucedía un moroso goteo de personal. No hacen nada nuevo pero lo defienden con oficio, con lugar para alguna sorpresa como momentos de recitado en su última canción.
La asistencia ya había mejorado algo con la aparición de la banda protagonista, aunque se plantó rondando en la cuarentena; compuesta en buena parte por amigos y seguidores de su primera época. Sobriamente, arrancaron con la psicodélica «1971», primer tema de «Big Ear», su último disco. Su actitud no cambió demasiado a lo largo de todo el recorrido, afín a aquella época en la que el ruido estaba ante todo, Pavement y Jesus and Mary Chain eran lo más, y ellos mismos eran uno de los principales embajadores del estilo en el país.
Aún así, los Automatics de 2016 son una banda orgullosa de su presente. Raúl Ruano cumplió con su papel de larguirucho frontman con cierta chulería y guasa, que contrastaba con el estatismo de sus compañeros; mientras que la mitad del setlist estuvo marcada por temas de su más reciente trabajo, picoteando apenas en «Cesárea» con «Suicide» y en «Duty» con «TV Preacher» lo justo para representarlos, siendo más generosos con «Space Rock Melodies», aún a día de hoy su mejor álbum. Pero lo cierto es que, aparte de un cierto componente más electrónico, poca diferencia hay entre su material nuevo y clásicos como «Watch Over You» o «Pop Star».
Tras poco más de una hora terminó un concierto con pocas sorpresas en general, tanto para, imagino, los fans de siempre como para los novatos como yo que, por edad, no pudimos verlos en su día y sólo los conocíamos por sus grabaciones. No puede decirse que su regreso haya sido de los más esperados de estos últimos tiempos, pero una vez vistos puedo decir que la suya es una vuelta honesta en la que siguen apostando por la música en la que creen.