Suena a tópico dentro del mundo del rock progresivo, pero realmente Amplifier son una banda de directo. Sus discos, a cada cual más intrigante, intentan arrastrarte a los delirios y los sueños de Sel Balamir, carismático frontman visionario; dejando a veces la sensación que el formato disco les queda pequeño.
Arrancó la noche Charlie Barnes, interesante cantautor que empezó tocando su guitarra cual espontáneo en medio de la pista, para terminar en el escenario haciendo originales loops a base de golpear micrófonos y trastear con su Mac. Con un enorme carisma y una voz espectacular consiguió con creces maravillar a un público para el que minutos antes era un completo desconocido.
Aparecieron con fuerza Amplifier perfectamente puntuales, con una cuidada puesta en escena todavía homenajeando a su anterior y más laureado trabajo The Octopus, con el único ‘pero’ que quizás el uso que le dieron a la máquina de humo fue algo excesivo, aunque a su favor ayudaba a potenciar la atmósfera de misterio de la banda.
Arrancando el concierto en sí, desde el primer minuto convencieron a todos y cada uno de los asistentes, con un mar de pedales de efectos y el propio Charlie Barnes ayudando de guitarra de apoyo, Sel Balamir y los suyos demostraron que su territorio se pisa con fuerza en el directo. El arranque con la suave Mary Rose consiguió dejar a todo el mundo encandilado, para acto seguido arrastrar en la apisonadora que es The Wave, uno de sus temas más laureados en directo.
Presentaron un setlist muy variado, que recogió de toda su discografía, aunque curiosamente ningunearon su segundo disco Insider. En éste sentido las canciones de su último trabajo Echo Street ganaron muchos enteros, pues su naturaleza más calmada sirvió de excelente contrapunto al tono más estridente de sus anteriores trabajos.
A pesar de que la sala Salamandra 2 sólo alcanzó a estar medio llena, la banda mostró una actitud profesional y un compromiso total con el público, con una generosa duración de dos horas de concierto. Quizás el mejor elogio que puede dárseles es que con su fenomenal atmósfera e interpretación pareció poco más de media hora.
Inusual fue la advertencia de Sel Balamir que debido a restricciones con el tiempo disponible, no iban a hacer tanda de bises y tocarían todo de una sola tirada para poder tocar tanto como fuera posible. Ésta entre otras fueron muestras de compromiso y profesionalidad que reforzaron la conexión con el público en un género mas bien distante como es el rock progresivo.
Quizás la cantidad de gente que fue a peregrinar a Salamandra 2 no hiciera justicia a Amplifier, pero la banda se sobra y se basta para dar motivos a sus fans acérrimos para seguir creyendo en ellos.