Después del para mi soberano concierto que se marcaron en Festimad, a pesar de La Cubierta y habiéndolos visto desde las gradas, no podía dejar la oportunidad de volverlos a ver en sala, a pesar de los 24 eurazos, a pesar de lo incierto del horario que me quitó la posibilidad de ir acompañado y a pesar de la coincidencia en horario con el España-Francia, que ya enterró la posibilidad de compañía de última hora.
Con esto me fui a la hora de apertura de las puertas por si acaso y en una casi vacía La Riviera, me toco esperar una horita al primer grupo, Bloodsimple y para no andar muy aburrido pagarme 9,5 euros por un mini de cerveza. Pero ni con mini, ni sin mini, me entró el primer grupo por el oído. A su quehacer en el escenario nada que objetar, pero ningún tema, ni nada que los hagan destacar del aluvión de grupos metaleros del mismo palo. Ganas de agradar pusieron y ganas de animar a la gente, también, pero ante la paupérrima entrada y lo poco novedoso del repertorio, no pasaron de la simple anécdota.
Con Stone Sour, ya se fue medio llenando un poco la sala y fueron copando las primeras filas algún que otro clon de Jon Davis. Esto era una cuestión también a tener en cuenta, por la diferencia generacional entre los seguidores de la música del frontman de Slipknot y los de Alice In Chains. Del repertorio y de la banda, a un “abuelote” tipo yo, poco que decir, a parte de que Corey Taylor sin careta pierde mucho pero que sin careta o con ella, el tipo es toda una personalidad encima del escenario. Con un modelito que podría haber llevado el mismísimo Rafael, lo único destacable de la actuación fue el propio frontman y su “ferpecto” castellano. Tremenda voz cuando se trataba de gritar, tremendas contorsiones de cabeza y tremendos lanzamientos de chorros de agua, que me pusieron el pie perdido, que porque era Corey Taylor, que sino hubiéramos tenido palabritas. Muy entretenido en definitiva el concierto, más por la payasaditas de Corey, que por la música en sí.
Y hora y pico después, que uno no sabía ya como poner las piernas, ni en que postura de yoga ponerse, porque me consta que más de uno y de dos, acabo destrozado después de más de casi cinco horitas de pie por La Riviera, a eso de las diez y media, salieron el señor Jerry Cantrell y sus huestes. Como en Festimad, vi el concierto desde las gradas, aquí me metí en primera línea de batalla para vivir la música de una mis bandas de cabecera. No se como pero los pogos fueron hasta curiosos con temas como “Again”, pero también y que conste, si lo que se quiere es escuchar un concierto en condiciones, lo que no puede hacerse es irte a la primera fila.
Mientras que en La Cubierta se escuchaba la voz de William Duvall, aquí la voz quedaba perfectamente difuminada ente los “coros” de la gente, pero claro, ahí puede decir uno que ha estado a menos de tres metros de Jerry Cantrell en plena actuación. Jerry fue nuevamente el motor de la noche estando magistral toda la noche, repartiéndose presencia escénica con William y dejando hueco a los que buscaban la foto, poniéndose a tocar al lado de Mike Inez. Pero para mi gusto, corto, muy corto el concierto, dejándose temas que si tocaron en Festimad como Angry Chair o de lo mejor en esa ocasión, como «Love, Hate, Love» para completar un concierto de una duración de apenas hora cinco minutos, después de la larguísima espera. Yo quizás tampoco hubiera empezado con «Sludge Factory» como lo hicieron, pero bueno, todo lo que se diga es ponerle trabas a una banda, que la verdad es que es de las pocas que puede decirse que no hayan hecho una canción que pueda considerarse, ni de lejos mediocre. Cerraron con «Would?» y como no podía ser de otra manera, la gente nos resistíamos a irnos, quizás siendo, esperemos que no, la última oportunidad de ver a una banda mítica. Más de cuarto hora me quedé gritando por ahí, a ver si salían otra vez, pero ya sabíamos que habiendo tirado toda la parafernalia y habiendo salido un agradecido Jerry a saludar, no íbamos a sacar nada más que lo que había. ¿Qué sería lo que hicieron los de Bilbao, entonces?. Entre medias alguien dijo que 3-1, no sabía a favor de quién, pero luego en la calle quedo claro y dos que casi la lían en la lucha por una baqueta.
Yo me quedó con haber visto a unas de mis bandas favoritas en primera línea, aunque el concierto en Festimad, a mi modo de ver fue bastante mejor, pero cuando puedes soltar una batería de temas como «Sludge Factory», «Dam That River», «Rain When I Die», «It Ain’t Like That», «Man in The Box», «Again», «Junkhead», «No Excuses», «Down In A Hole», «We Die Young», «Them Bones», (Bises), «Rooster» y «Would?» o tocas con la rotundidad que lo hacen los señores Inez, Cantrell y Kinney y cantas con la consistencia que lo hace el Sr. Duvall, a ver quién es el guapo que dice que el concierto no ha sido bueno, porque bueno el concierto lo fue, a la par que emotivo y vibrante por la entrega del público.
Tan extasiado estuve que no se me ocurrió ni siquiera mirar a ver cuanta gente había, pero a pesar del partido de fútbol y la cercanía de Festimad, hubo media entrada más que larga. A mi sólo me dejaron un pensamiento en la cabeza: Por favor, que vuelvan.