/Crónicas///

Alice In Chains – Bilbao (30/05/2006)

William Duvall, Jerry Cantrell, Mike Inez, Sean Kinney
9.0
Santana 27, 3/4 de sala
Precio: 24 €
Géneros: , ,

Cuando uno forma parte del no escaso grupo de los que añoran los 90, siempre que se habla de la reunión de una banda se ve con merecido escepticismo. Pues imagínense lo que pensé cuando me enteré que volvían Alice In Chains… con un sustituto para Layne. Que una cosa es hacer un concierto benéfico con unos cantantes allegados a la banda y otra cosa marcarse una gira mundial de infarto con nada menos que cinco fechas en España, más del doble que la mayoría de bandas internacionales con una mínima repercusión.

Si para colmo recalan en tu ciudad es algo que no puedes desaprovechar, aunque sea entre semana y no te fíes del todo. Al fin y al cabo dicen que el cantante lo hace bien y los videos que rulan son convincentes, así que, ya que no hubo oportunidad de verles con Layne en su día ¿por qué no? Allí que me acerqué a la Santana 27, una amplia y preparada sala entre naves industriales a las afueras de Bilbao. La hora de apertura parecía temprana, apertura a las siete y cómo no había indicio alguno de teloneros, pues una media hora después ya estaba yo allí.

Gran ambiente tanto fuera como dentro de la sala, donde la gente aprovechaba para hacer su particular merienda-cena a base de bocadillos, pintxos y bebidas diversas. Se notaba que había mucha gente de fuera de Bilbao, probablemente de toda la cornisa cantábrica buscando ver en directo a quienes fueron sus ídolos de adolescencia. Supongo que eso era algo que más o menos nos unía a todos los presentes, algo fundamental para el gran desarrollo de la noche.

Como ya digo, sin esperarlo, a las 20:15 salieron unos teloneros. Que me perdonen los granadinos Blind Fall, pero fue una elección nefasta poner su crossover con chica al frente muy en la onda de Guano Apes para abrir un concierto tan esperado y mágico como el de Alice In Chains. La gente no necesitaba entrar en calor con nadie más que los de Seattle. Atrajeron la atención pero apenas movieron a alguien, si acaso tímidamente con su versión de “Killing in the Name” (tema que por otro lado mueve muertos hasta en la más triste txozna).

Llegó después otro amplio intervalo de tiempo hasta que salieran Alice In Chains sobre las 21:15 y la gente se arremolinó hacia delante casi en trance desde el primer segundo. Comenzó la cosa suave con “It Ain´t Like That”, “Junkhead” o “Again” cada vez más subiendo la intensidad, mostrando una excelente conexión público-banda. Algo de lo que dieron cuenta cuando, sin tener problemas técnicos, estaban experimentando a sensación de no escucharse a si mismos con la gente coreando a pleno pulmón. Aspecto que fue objeto de bromas entre Cantrell y Duvall. Pero quién se resiste a interpretar esos himnos.

El público estaba realmente enfervorecido, no en plan violento sino de una forma más espiritual, más como un enorme trance en el que nos iban enganchando, en especial con joyas del Dirt (lógicamente el disco más revisado) como “Dam That River” o “Rain When I Die”, sin olvidar auténticos viajes arrastrados como “Love, Hate, Love” o su momento de popularidad universal que fue “No Excuses”. El problema es que con tantas canciones memorables siempre te falte alguna, pero supongo que además de retomar los clásicos también habrán tenido que mirar en cuales se desenvuelve mejor Duvall, cuya labor de mimetismo no es nada fácil. Yo podía cerrar los ojos e imaginarme que estaba Layne sobre el escenario.

Por el resto de la banda, ningún rastro de la edad, más que en las caras. Cantrell sigue siendo el ‘guitar hero’ del grunge, Mike Inez puso la nota más simpática y un poco jevilona sin borrar la sonrisa de su rostro, mientras que Kinney, que luego leería que estaba pachucho, se mantuvo más distante pero cumplidor. A gloria sonaron tanto trallazos como “We Die Young” o “Them Bones”, como emotivas “Down In A Hole” o “Rooster” con Duvall calzándose la acústica.

Desapareció la banda y el público entregadísimo no dejó de jalear con muy buen humor. Tras los tradicionales «beste bat» y «oeoeoeoeeeeeeeeeeeee», que también Duvall coreó, volvieron para reclamar su baño de multitudes con la arrolladora “Would?”, perfecto balance del sonido de la banda y “Man In The Box”. Final, agradecimientos, despedida… pero el público estaba en su mejor momento y no iba a dejarles irse tan fácilmente. Esto no era un festival, estaba todo el mundo expresamente para verles a ellos y no nos íbamos a conformar con poco más de una hora. Menos teniendo el catálogo de temas que tiene Alice In Chains.

Comenzaron de nuevo las caras de complicidad en plan “estos no se largan así” y de nuevo los cánticos de guerra para mostrar a la banda los años que llevábamos esperando aquello. Nadie se iba y casi ni se apartaba la vista del escenario, silbando al personal que desmontaba como con miedo los instrumentos. La verdad que no me hubiera gustado estar en su piel. Cuando después de quince minutos (y confieso que yo ya estaba retrocediendo entre el público) la banda volvió a salir, eso ya fue el despiporre.

Con mosqueo de promotores y demás, la banda se hizo “Dirt” y “Angry Chair”… aquello empezó a ser un cachondeo liderado por el simpar Inez, que hubiera continuado hasta quién sabe cuando si no les hubieran desenchufado el audio. Ante la imposibilidad de seguir correspondiendo al público con su música, el propio bajista y Duvall se tiraron al público, haciendo Cantrell un amago que fue aplacado por uno de seguridad.

La garganta quedaría rota, pero a muchos la sonrisa no se nos quitaría en días. Se viven tantos conciertos de músicos que van a piñón fijo y les importa una mierda su público que vivir el que según otros informes fue el mejor concierto de Alice In Chains en España, fue bastante de agradecer. El balance no pudo ser mejor. Yo casi iba por la cosa de no quedarme sin ver a un grupo mítico y salí con la convicción de haber presenciado uno de los conciertos de mi vida.

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30 de mayo de 2006