Lejos del ambiente de Champions League que se vivía en el estadio Santiago Bernabéu esa noche, la sala Moby Dick presenta una pequeña hilera de gente concentrada y preparada para escaparse por una hora y algo de este mundo de rapidez e inmediatez en el que vivimos. En medio de esa concentración, se oye el enfervorizado grito de casi 64.000 personas. Desafortunadamente, no era por la presentación en exclusiva de Ainara LeGardon y sus nuevos temas, sino más bien por el segundo gol del Real Madrid al Werder Bremen.
A pesar de todo eso, no podemos negar que a estas alturas Ainara tiene mucho tirón por su Madrid adoptivo. Al lleno no se llegó, pero ante la maraña de conciertos que se nos advierten era casi de firmar los tres cuartos de sala que prácticamente se consiguieron. Claro, que Ainara jugaba en casa por ser en Madrid y sobre todo, por ser en su adorada Moby Dick.
Con el theremin de Javier Díez-Ena (Dead Capo) en el centro del escenario de Moby Dick el concierto fue dando los primeros coletazos sobre seguro con «Last Of Your Hopes», «Needed» y «Dry Years». Gracias a este sólido comienzo ayudándose en «Each Day I Lie» y en su extraordinaria banda (de lo mejorcito de Madrid: el anteriormente mencionado Javier Díez-Ena de Dead Capo, Kim Wars de Ginferno y el habitual Jorge Fuertes de Doss a la batería).
Momento perfecto para desempolvar su opera prima, «In The Mirror», y regalarnos dos de sus dos mejores momentos: «This Feeling True» y «14 Hours». Para entonces, el silencio ya era algo tan natural en el ambiente intimista de Moby Dick (digno de aplauso para todos los allí presentes) que los temas nuevos entraron solos. A pesar de lo inevitable de una banda aún por rodar con dichas canciones, con cambio de Javier del contrabajo al theremin incluido, la cosa cayó muy bien entre todos.
Siguiendo con el theremin como co-protagonista de esa parte de la noche notamos no demasiada innovación en los futuros caminos de Ainara, pero cuando Javier volvió a su contrabajo la cosa se tornó en unos tiempos algo mas luminosos y acelerados que terminan incluso estallando en guitarras potentes. Leve giro musical se ve en el futuro de la Legardon, al menos en directo.
Para rematar el set primero «Each Day I Lie» (colosal Javier usando el contrabajo a modo de violonchelo y genial Kim haciendo sus ginfernadas) al que le faltó la presencia de la batería y un «Forget Just Anything» casi perfecto. Para los bises, dos temas nuevos: primero uno de ella sola al más puro estilo «In The Mirror» y para finalizar otro que terminó a golpe de guitarras.
Al contrario que los derrotados alemanes borrachos que a esas horas seguían pululando por la Castellana Ainara LeGardon demostró que si lo suyo no es de Champions League es que este deporte no es justo.