/Reseñas///

Weezer – Make Believe

Weezer - Make Believe portada
Geffen, 2005
Productor: Rick Rubin
Banda: Rivers Cuomo, Brian Bell, Scott Shriner, Patrick Wilson

Géneros: ,

7.0

Vuelve la friki-banda capitaneada por el simpar Rivers Cuomo, extraño ejemplar norteamericano en el que la pasión por el hard rock y el pop nuevaolero confluyen. Desde que Weezer entraron con beneplácitos en el panorama atrayendo tanto a fans de Nirvana como de Oasis, ha firmado cuatro discos de notable para arriba. Una trayectoria avalada con algunas de las mayores perlas de rock melódico paridas en los últimos años. Finalizado el último periplo universitario de su líder, el cuarteto regresa dispuesto a reactivar el secreto de la eterna juventud.

A estas alturas las canciones del gafapasta menos cool del instituto son un valor seguro y si bien este disco no tiene éxitos tan instantáneos como el irresistible disco verde, el júbilo lo inunda. Y esto se nota tanto en la canción de high-school heredera de «El Scorcho» que es Beverly Hills cuyo video no hay que perder de vista como en la optimista Perfect Situation donde Cuomo hace de nuevo gala de su pasión por los solos de guitarra. Cuando la cosa deja de sonar tan habitual es al llegar a ese ochentero corte número 3 que es This Is Such A Pity, donde nos inundan de grandilocuencia pop a base de teclados que en principio crean una importante ruptura con su sonido, aunque el tema va ganando puntos. Por momentos casi parece un tributo al gran éxito de Europe, cosa que tampoco nos extrañaría ya.

Este rollo hard lleva a Cuomo a escarcear con tonos de heavy metal ochentero y pulidas guitarras en la potente We Are All On Drugs, temazo que nos hace plantearnos si no debería crear un proyecto paralelo para dar rienda suelta a estos instintos que no parecen acabar de encajar con el concepto de la banda. El peculiar frontman se revela como todo un Elvis Costello, referente incluso a nivel estético, en la apabullante My Best Friend, de sonrojante letra, todo hay que decirlo. La sinceridad siempre fue una constante en las inadaptadas letras del vocalista.

En realidad el compositor parece estar pasando por un momento feliz dada la ausencia de frustración en sus presentes baladas, más preciosistas que nunca pero eternamente adolescentes. En especial Freak Me Out, donde afloran también esos arreglos de teclados. Hold Me es más típicamente Weezer, con un estribillo épico y guitarrero que te invita a entonar junto al vocalista.
La melancolía está presente sobre todo en Haunt You Every Day, The Damage In Your Heart y en ese nuevo himno que es Pardon Me. Por su parte el power-pop sentimental de Peace, curiosamente nos recuerda en cierta medida a sus discípulos británicos Feeder. No hay ni que decir que estos temas también están ornamentados a base de teclado, con especial mención a The Other Way, uno de las joyas pop clasicista más redondas del disco.

Make Believe contiene algunas de las guitarras más heavies de la banda, los momentos indudablemente más nuevaoleros (curiosamente ahora que su productor es Rick Rubin y no Ric Ocasek) y las voces más épicas y limpias que nunca. Aún así Weezer siguen cayendo igual de simpáticos y divertidos, volviéndose a parodiar en una nueva reedición de su mítica portada, los cuatro de pie mirando a cámara y esta vez con un color negro que poco tiene que ver con el sonido.

No vamos a mentir y es que dentro de la relativa accesibilidad de la música de la banda, no es este el mejor disco para introducirse. Necesita de unas cuantas escuchas para cogerle el punto a este no radical pero si sorprendente giro. Ahora bien, tampoco era fácil Pinkerton y con los años se ha convertido probablemente en el disco de mayor culto para los acérrimos.

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1 de enero de 2005