/Reseñas///

Smashing Pumpkins – Gish

Smashing Pumpkins - Gish portada
Caroline/Virgin, 1991
Productor: Butch Vig & Billy Corgan
Banda: Billy Corgan, James Iha, D´arcy, Jimmy Chamberlain

Géneros:

7.7

A principios de los 90 emergía una de las mayores bandas de rock alternativo de la década, con un magnífico debut donde ya se podía entrever un futuro prometedor y ambicioso. Billy Corgan, James Iha y D´arcy junto al más tarde incorporado batería Jimmy Chamberlain, firmaban su obra más metálica, influenciada por el heavy pero sobre todo por el metal alternativo, funk-metal o crossover de los últimos 80 de bandas como Jane´s Addiction o Helmet, amen de por popes del indie como Sonic Youth o Pixies. Largos desarrollos guitarrísticos herederos del hard rock setentero y una perfecta dosificación de sensibilidad y distorsión marcan el álbum de principio a fin.

Así, la banda nos regala una decena de temas en los que predominan los riffs punzantes y metálicos, los slaps de bajo y los ritmos de batería inquietos, donde la peculiar voz de Billy Corgan que va desde los estridente a lo susurrante pone la nota personal. Hits abrasivos como I´m The One, Siva o la más completa para mi gusto, Bury Me, donde más aflora el ramalazo heavy. Dominio prodigioso de las guitarras, compendio perfecto de suciedad y virtuosismo, letras de religión, rollo místico, amor y desamor, pero la mayoría totalmente crípticas y metafóricas.

En contraste directo, temas lentos y tristones como la psicodélica Crush o la atmosférica Suffer en el ecuador del disco, deudores de los R.E.M. más melancólicos en su época underground. Otro tipo de composición son los medios tiempos, como la progresiva Window Paine o Snail, quizá la que más se pueda identificar con el sonido Pumpkins. Ejemplo claro de este tipo de temas fue Rinocerosh, evocador single lento y repetitivo de más de seis minutos.
En fin, Gish resulta un álbum exótico, ácido y rompedor, pues a pesar de contar con el amplio abanico de influencias citadas, la personalidad de la banda ya empezaba a forjarse. Aquí ya demostraban estar lejos del espíritu punk que dominaba la escena de Seattle, ya que la querencia por las guitarras distorsionadas les podía unir con bandas como Nirvana, pero en los Pumpkins estas eran mucho más aceleradas y agudas y no tan pesadas. De hecho Billy se sentía irritado de que dijesen que su música era grunge o incluso «alternativa».

Un gran acierto final es permitir a D´arcy poner la voz en Daydream, un exquisito cierre del disco con sección de viento que ya anticipaba que Smashing Pumpkins no era una banda que se pensase quedar en el territorio del hard rock alternativo para siempre. A esto le sigue una despedida a cargo de Corgan de nuevo donde declara estar volviendose «jodidamente loco». Y a día de hoy le creemos mucho más.

Contenido relacionado

1 de enero de 1991