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Marah – Angels of Destruction!

Marah - Angels of Destruction! portada
Munich, 2008
Productor: Marah
Banda: Dave Bielanko, Serge Bielanko, Christine Smith

Géneros: ,

8.7

Curiosa es la historia de Marah, banda rockera liderada por los hermanos Bielanko que desde su aparición y con tan sólo un tropezón discográfico ha ido escalando posiciones en el olimpo del rock and roll disco a disco y sobre todo directo a directo, cuya efectividad se ha propagado como la pólvora. Y es difícil hacerse un nombre en la música actual cuando no perteneces a ninguna escena determinada, por mucho que el mismo Bruce Springsteen se declare seguidor tuyo. No es de extrañar porque su música 100% americana y su riqueza instrumental sientan ciertos paralelismos con la E-Street Band.

La clave en Marah es que no son un grupo diseñado para agradar a los puristas (lo que además, consiguen), son pura diversión hecha rock y folk, son elegancia y son sudor y no suenan para nada como todas esas bandas de retro artificial. Y eso es algo que destila cada segundo del disco desde «Coughing Up Blood» y «Old Time Tickin’ Away» que nos introducen en un frenético y divertido universo rockero hasta el kamikaze final de «Wilderness», donde el punk-rock n roll acelerado se reviste de los peculiares adornos folkies de la banda, gaita incluida, para crear un maníaco fin de fiesta.
Se dice fácil aglutinar en un disco himnos destinados a aguantar el paso del tiempo como la épica urbana de «Angels on a passing train» con ese acordeón o la fuerza embaucadora del blues-punk «Angels of Destruction!», canciones que ya desde la primera escucha te suscitan ganas de bailar, cantar, corear y palmear. Si a estos pilares le añades la brillantez acústica de «Songbirdz» o el chute de buen rollo folkizado de «Santos de Madera», tendrás claramente un disco para recordar.

Y si a todo ello le unes las ganas de fiesta de «Wild West Love Song», lo mezclas con la belleza soul de «Blue But Cool», el vacilón sonido de raíz de «Jesus in the Temple» o la grandilocuencia neoyorkina de «Can’t Take It With You», obtendrás un resultado que casi te parecerá de risa cuando vengan los puristas a decir que antes molaban más. No se me hace sencillo describir el disco y de hecho no creo que lo consiga, en parte debido a que no escucho demasiados grupos del estilo. No obstante un buen resumen puede ser, once canciones, once aciertos.

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1 de enero de 2008