/Reseñas///

Manta Ray – Torres de Electricidad

Manta Ray - Torres de Electricidad portada
Acuarela, 2006
Productor: Kaki Arkarazo
Banda: José Luis García, Nacho Alvarez, Frank Rudow, Xabel Vegas

Géneros: ,

8.5

Pocas bandas hay que sobrevivan a la ya lejana explosión indie nacional. Sin duda Manta Ray pueden decir orgullosos que ellos estuvieron ahí y siguen escribiendo mayúsculas letras en el rock nacional, siendo siempre un disco suyo merecedor de atención. Abandonando antiguos minimalismos y abstracciones, la banda acentúa su cariz punk en un disco orgánico, lleno de convulsiones, y de la electricidad que sugiere su título. Evolución que no contentará a todos pero que sin duda les posiciona mucho más cerca de la ignición del directo.

Lúgubre y maquinal comienza «Please Don´t Push Me» mientras la lenta melodía sale a la superficie en lo que es una rareza en dos sentidos; hace gala de una presencia electrónica y de un idioma, el inglés, prácticamente ausentes en el resto del disco. Como intro aporta un misterio realmente efectivo. Pero ahí están los golpes de Xabel Vegas para romper el ambiente en «No Tropieces». Espasmos aupados por trombones que aportan grandeza, bajos graves que parece que duelan, electricidad guitarrera bien canalizada y una voz silvestre.

Desgranados los parámetros que van a acompañar este incómodo y crispado viaje, se suceden urgentes y dañinas canciones como «El Despertar» o «Mi Dios Mentira» que pasan como un plumazo y en las que se aprecia como la voz y la lírica pierden protagonismo ante un punk intenso e instrumental. Junto con la más optimista «Todo Puede Cambiar» y sus vertiginosos pianos crean el armazón de esta rabia que se muestra quebradiza en la voz de José Luis.

Esta veta arisca queda bien enmarcada con el sarcasmo de «No Avant-Garde (Elektronik)», la otra rareza anglófona del disco, obsesiva y punzante. Pero no todo es disturbio, al menos no tan manifiesto. Persisten algunos desarrollos más amables y emparentados con el post-rock como la sobresaliente a primera escucha «Por Qué Evadirnos a Otros Mundos Aún Más Pequeños», que nos sumerge en un mar de calma psicodélica desgarrada con un atronador asalto de represión cruda. Hermosa.
Como última faceta del disco está la timidez susurrante que crepita lentamente en la oscuridad de «Añada Para Celia» y «Como la Sal». La primera negra e infecta, la segunda dramática y repleta de tensión, aunque ambas reflejando un mismo sentimiento trágico. Y por fin los gijoneses son capaces de arrojar luz sobre el oyente con el cierre que da nombre al disco, «Torres de Electricidad». Un precioso e hipnótico final a base de la repetición de una frase de decadente esencia como es «vayamos al patio a jugar, con las torres de la electricidad». Un punto de fuga bañado en energía estética y que aún aguarda un guiño final de vuelta al rock.

«Torres de Electricidad» es salvaje y radical, pero no es una revolución. Aunque ha habido cambios formales (paso de Astro a Acuarela), supone una evolución lógica, de nuevo asistida por Kaki Arkarazo. El cuarteto ahonda en los recovecos de Estratexa con los que más creen que Manta Ray se identifica. Han elegido el rock n roll en vez de escudarse en propuestas pretenciosas y dan una buena lección a todas las bandas que se adocenan en la madurez. Pero lo más importante es que la electricidad de las torres de Manta Ray conecta con nuestro palpitar y nos hace sentir vivos y alerta.

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1 de enero de 2006