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Ginferno – Mondo Totale

Ginferno - Mondo Totale portada
autoproducido, 2011
Productor: Manuel Campos & Ginferno
Banda: Javier Díez-Ena, Kim Warsén, Daniel Fletcher, Federico Levenfeld

Géneros: , , , ,

8.1

Deberíamos sentirnos agradecidos. Muy agradecidos. Ginferno, uno de los grupos históricamente más vanguardistas y menos convencionales del panorama local, se han lanzado al estudio y nos han regalado un disco. ¿Que clase de banda puede decir que después de quince años en activo sacan su segundo LP? Una que nunca estuvo dispuesta a seguir los cauces habituales de nada, sin duda.

Presentando varios cambios dignos de mención en su formación, deshecha todo lo realizado entre 2004 y 2008 para dirigirse en un viaje sin retorno hacía un «Mondo Totale» dónde todo vale, pero gustándose a la hora de tener un mayor tiento a la hora de crear canciones al uso. Sin duda hay un nombre que se cuela en la banda para cambiar mucho el esquema de las canciones, aunque en el resultado final no nos demos cuenta. Ése alguien es su cantante Kin, cuya voz y melodías vocales nos hacen introducir una fuerza extra a las ya de por sí intrincada música de Ginferno, incluyendo un espectro de luz a medio camino entre Tom Waits y Man Man. Los mejores ejemplos de esto no se hacen esperar y aparecen en «Caspian Love Boat Number» y en «Telescopic Eye», sin duda dos de las canciones más redondas que los madrileños hayan creado nunca.

Pero hay tiempo de todo, que ningún agradecido seguidor de Ginferno se cabree demasiado porque ese aire entre psychobilly y surfero que siempre ha desprendido la guitarra de Fletcher está presente en «Shangai Billy» y en «Holiday in Faroe», como manda la tradición. Tampoco podemos dejar de lado la constante labor de la siempre reconocible batería (on-the-floor) de Fede en temas como «Notturno Indiano» y en general cualquier momento de más ritmo. Pero una vez más son los cortes de aire Morricone los que se llevan el gato al agua, como ya ocurriera con «Triana Hop». La primera que va por esos derroteros marcando las diferencias es «Caspian Love Boat Number», pero es quizás la penúltima «Appalachian Training Camp» la que termina convenciéndonos de que el disco vuelve a ser una muestra de versatilidad incomparable.

Quizás han perdido cierto punto de locura y de «todo vale», pero al mismo tiempo han conseguido por fín redondear un disco que funciona muy bien como un todo. Y eso tiene mucho mérito cuando tu propuesta auna folk, jazz, surf, western, bandas sonoras, avant-garde, psicodelia y rock and roll. El que no se fiara de Ginferno tiene aquí la oportunidad más accesible de entrar en este mundo total del que hacen gala.

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1 de enero de 2011