/Crónicas///

Built To Spill – Bilbao (31/10/2008)

Doug Martsch, Scott Plouf, Jim Roth, Brett Nelson, Brett Netson
8.0
Azkena, Completo
Precio: 19.50 €
Géneros: ,

Built to Spill es una de las bandas más carismáticas del indie-rock. No se puede decir que sea la más famosa, ni la más original, pero tiene algunos rasgos que la hacen única. Por ejemplo llevan en activo desde que empezaron, no se han separado nunca ni han tenido grandes bajones creativos, más bien al contrario el regreso discográfico que marcó ya hace un par de años «You In Reverse» fue de lo más celebrado. En todo caso junto con los desaparecidos Pavement y los cada vez más mediáticos Modest Mouse, son punta de lanza del indie de los 90. Y por ello hay demanda de giras como esta, celebrando las melodías de «Perfect From Now On», un gran disco pero muy alejado del resto de su catálogo.

Abrieron fuego unos muy desconocidos Disco Doom, que por lo visto son suizos lo que, puestos a tirar de tópico, explica un poco el tono gélido en que se movían. En todo caso, no se alejaban de los parámetros de sus teloneados pero rara vez se acercaban tanto a su brillantez melódica como a su contundencia guitarrera. Así quedaron en un terreno un tanto lánguido entre el indie-rock, el shoegaze y el folk-rock ensoñador.

La cosa para Built to Spill empezó calmada, tanto como empieza la preciosidad pop de «Randy Described Eternity» y tampoco la más oscura y atmosférica «I Would Hurt a Fly». Podría ser uno de los mayores hits del disco, pero interpretar un disco en orden suele llevar a que los primeros temas sean prácticamente de calentamiento y los últimos se beneficien de una mayor épica, entrega e intensidad. La banda se presentaba en formato sexteto, nada menos que 3 guitarras, bajo, batería y violoncello, instrumento que de una forma más o menos explícita tuvo bastante presencia.

A medio camino entre el post-rock y explotando en el momento más inmediato y movido hasta entonces, «Stop the show», marcó la senda junto con el toque post-grunge de «Made-Up Dreams» hacia un nuevo estadio. La banda comenzó a deleitarnos con melodías instrumentales inconfundibles que saben a indie-rock y a folk al mismo tiempo. Destacar que no todo fueron alegrías, por ejemplo, el escenario se quedaba pequeño para el sexteto, estando el guitarrista y por así decirlo portavoz de la banda en el concierto oculto tras una gran columna. Además y a pesar del buen sonido, que no se resintió por ello, su cantante y guitarrista sufrió la rotura de más de una cuerda que cambió sobre la marcha con gran destreza mientras continuaba la actuación.

Y los tintes épicos comenzaron ya a ser mastodónticos con «Velvet Waltz», demostrando que el amable pop onírico que podemos escuchar en disco toma cuerpo y mucha más fuerza en directo, convenciendo en este sentido incluso a los que no nos declaramos demasiado fans de los repasos íntegros de discos. La psicodelia comenzaba a pegar con fuerza y los ritmos rotundos de batería, adornados por el cello, ponían el cauce a inabarcables torrentes de colorista electricidad. Una estampa, la de 4 instrumentistas ensimismados en sus guitarras y bajo, que nos dio la mejor definición del término «shoegaze».

La cosa de aquí no bajó ni con posiblemente el tema más crudo y rockero del concierto, «Out of Site» con sus grandes riffs, ni con la calma etérea y campanilleante de «Kicked in the Sun», con sus oleajes emocionales acentuados por el cello. Y el final pues, como no, predecible, lo puso «Untrustable/Part 2 (About Someone Else)» otro de esos temas que son un microcosmos en sí mismos, por duración y derivación. Pero si hay algo que tienen en común los temas de «Perfect From Now On» es que dibujan sonrisas y hacen a la gente un poquito más feliz. Y en directo más aún.

Llegaron los bises y sonaron dos temas bastante esperados, las más directas «Big Dipper» y «Car» de su ya añejo «There’s Nothing Wrong With Love» y el himno «Carry the Zero» de «Keep It Like a Secret», haciendo así un breve (demasiado) repaso a sus dos discos anterior y posterior al homenajeado de la noche. Buenos momentos que una vez más reforzaban la idea de que un concierto de «hits» hubiera sido probablemente más estimulante.

Y la cosa terminó con la en principio improbable versión de M.I.A., «Paper Planes» que sonó más bien como un tema de Placebo. Aunque tal vez no deberíamos decir que terminó con ella, ya que le sucedió una interminable jam con subidas y bajadas tanto en ritmo como intensidad donde pulverizaron una vez más el post-rock. De hecho podemos decir que la versión les sirvió de trampolín para ejecutar un final bastante apoteósico no registrado en disco. Algunos hubiéramos preferido un «Goin’ Against your Mind» o «Conventional Wisdom» por ejemplo (una pena no hacer ni medio guiño a su tremendo último disco hasta la fecha) pero bueno, esperamos que no tarden demasiado en volver a hacer un concierto más al uso.

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31 de octubre de 2008