/Crónicas///

Actual Festival – Logroño (07/01/2012)

8.5
Palacio de los Deportes, 3.000 personas aprox.
Precio: 10 €

John Wayne
Brindis
Esta mañana he vuelto al barrio
¿Por qué yo?
Por la sombra
Señora
Desde el jergón
Na de na
La carta que no
Quillo, he vuelto a nacer
No amanece en Bouzas
Dentro
Sr Correcto
Miedo
Fuagrás
La otra orilla
Septiembre
Yo, el Rey
La cuenta atrás

BIS 1
Alegría
Qué bien me lo paso

BIS 2
An-tonio
Todo a cien
Complejo

Diez años hacía ya que el repertorio de Los Enemigos no cobraba vida con su formación más longeva, dejando aparte los cortos interludios en forma de homenajes a su primer disco y a su querida sala Agapo. La cita de Logroño era la primera de una serie de conciertos de reunión que apenas acaba de comenzar, así que unos cuántos intrépidos seguidores les siguieron hasta allí para registrar una buenísima entrada.

A las diez de las noche se subieron al escenario Slim Cessna’s Auto Club, una banda de esas que conquista hasta el público más ajeno de lo que se cuece en el mundillo musical más independiente. Es muy fácil conquistar cuando tu directo bebe de lo mejor del blues, del punk y del rockabilly, pero sobre todo es sencillo que te metas a la gente en el bolsillo con el banjo de Jay y con el siempre genial Slim Cessna. Me da que será el principio de una gran amistad.

Los Enemigos no se hicieron esperar demasiado y la enorme raspa de pescado que los representa paso a comandar las pantallas traseras del escenario entre los vítores de los allí presentes. «John Wayne» fue el inicio que nadie esperaba, una canción alejada de la parte emotiva del cancionero enemigo que era una declaración de intenciones. El romanticismo de la llamada «Revuelta Enemiga» no parecía haber viajado a Logroño, porque además del inicio vaquero se valieron de himnos alcohólicos como «Brindis», canciones contestatarias como «¿Por qué yo?» y repletas de guitarras como «Por la sombra». Sin respiro habían comenzado pero podríamos decir que incluso a Los Enemigos los vimos nerviosos y dubitativos, aunque no fallasen una nota.

Aún así, el gran problema del concierto vino con la sucesión medios tiempos y de ritmo lento, que aunque son parte clave del repertorio llegaron demasiado pronto. «Señora» fue el último recodo rockero de esa primera mitad de concierto, luego llegaron tres de los mejores temas del grupo pero que aparecían demasiado pronto: «Desde el jergón», «Na de na» y «La carta que no». Sin duda, tres maneras de cortar el ritmo de un concierto que debería haber mantenido el fuego en sus primeros compases.

El punto de inflexión llegó con una de las canciones que más sentido recobraba, «Quillo, he vuelto a nacer», quizás uno de los puntos álgidos del concierto porque fue cuando verdaderamente Josele se calentó y acarició sus mejores momentos con su ronca voz. Con un resto de repertorio que incluía unas más que dignas versiones de «Dentro», «Septiembre», «Yo, el Rey», «Fuagrás» en versión funky y un cierre precioso con «La cuenta atrás», cronómetro en las pantallas incluído. La gente se había calentado lo suficiente, sobre todo porque Los Enemigos también.

Josele volvía a ser ese irónico personaje del rock respaldado por una banda prácticamente perfecta: el virtuosismo de Chema a las baquetas sin inmutarse, el siempre simpático y enchufado Fino y la otra guitarra de Manolo. «Todo a cien», «An-Tonio» y el ya clásico «Complejo» para cerrar el concierto, incluyendo el tradicional baile de instrumentos final.

Por ser el primero, el concierto de Logroño tuvo un aroma especial e irrepetible, pero no debería ser el mejor de esta gira de reunión. Seguramente necesitarán un par de conciertos para volver a la forma casi perfecta que gastaban hace diez años, aún haciendo un concierto de retorno que sonrojaría a cualquier banda de rock patrio.

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7 de enero de 2012