El hecho de que uno de las bandas más gamberras e incendiarias de los últimos años se hayan «ablandado» en principio nos sonó mal, pero tras haber sido uno de los discos más oído en todo el año en mi reproductor, puedo decir que el cambio es un paso adelante del que Yeah Yeah Yeahs pueden estar más que contentos.
La inclusión de guitarras acústicas, una manera de cantar más melodiosa de la estrambotica Karen O y unas guitarras menos chirriantes no han hecho sino aumentar el suculento banquete que tuvimos con su magnífico debut. En esta ocasión no solo tenemos esas canciones locas, con chilliditos varios de su cantante entre guitarrazo y guitarrazo (que los hay), sino mucho más allá. Si bien «Honeybear» o «Phenomena» están en una linea muy cercana a su obra anterior, otros temas como «The Sweets» o «Warrior» nos traen unos Yeah Yeah Yeahs más sosegados (al menos en las partes acústicas).
En conjunto el disco, es una obra mucho más heterogénea que su predecesora y es un verdadero paso al frente de los neoyorquinos. A muchos les ha parecido que este cambio no les a sentado bien, por mi parte me ha parecido que era un cambio necesario si querían dejar de ser un simple «hype» repetitivo. Otro de los discos del año, sin dudarlo.