/Reseñas///

Weezer – Hurley

Weezer - Hurley portada
Epitaph, 2010
Productor: Rivers Cuomo, Shawn Everett
Banda: Rivers Cuomo, Brian Bell, Scott Shriner, Patrick Wilson

Géneros: , ,

6.3

Como ya hace tiempo que hemos perdido la fe de que Rivers Cuomo se de cuenta de cómo está tirando por la borda la carrera de una de las mejores bandas de los 90 (que no es poco decir), trataremos de no poner los primeros discos de Weezer en la palestra a la hora de analizar este «Hurley», enésimo lanzamiento del cuarteto, condenado a que se hable de él más por tener a un personaje de «Lost» en portada que por sus canciones.

Parece que esta vez el empollón del rock ha hecho un propósito de enmienda. Al menos en «Memories» recuerda los buenos tiempos y muestra sus ganas de recuperarlos. Pero cae una vez más en uno de sus mayores vicios desde Make Believe; los teclados más horteras. Lo mismo ocurre en «Ruling Me», mejor tema y al que en todo caso, este toque new-wave sienta más natural. Ya hemos aprendido que a Cuomo le gusta juguetear con la electrónica y el baile y por eso no podemos sino apreciar esta especie de relectura de «Police on my Back» despojada de toda carga lírica y titulada «Smart Girls» como una de las joyas del disco.

Para la gloria del disco queda «Run Away», con un aire de los Weezer del 96 más una patina retro que conforma un tema por igual rabioso y melancólico. ¿Tendrá algo que ver que hayan reservado su mejor canción para que colabore en ella Ryan Adams? ¿O será éste el que ha impuesto la cordura? Muy por detrás, «Unspoken» cumple buen papel como balada que explota, a pesar de esos excesos de producción a los que estamos ya acostumbrados.

Por lo demás el disco puntúa como divertido en su mayoría. «Trainwrecks» juega a la épica de estadio, «Hang On» empalaga de grandilocuencia y «Brave New World» nuevamente nos apabulla con azúcar sintético, mientras que «Where’s My Sex?» es un interesante y corrosivo experimento de pop-punk-synth-rnb. Interesante pero carente de dirección o resolución.

Cuando el folk-pop de «Time Flies» cierra el disco en clave acústica, el oyente se funde con Rivers Cuomo en un sentimiento. El tiempo pasa rápido, a él se le pasa el arroz y los intentos de reverdecer laureles se quedan siempre a medias. Tal vez por ello este suena como uno de los momentos más sencillamente honestos del disco, porque Rivers sabe que lo mejor de su carrera musical ya pasó. De los bonus tracks, muy especialmente de la sonrojante versión en directo del Viva La Vida de Coldplay, mejor no hablamos.

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1 de enero de 2010