No sé qué pasa que desde que Standstill cruzaron la línea del rubor para expresarse en castellano y tocarnos los corazones, parece que surgen muchos más grupos indies que cantan en castellano o se cambian de idioma. En el caso de Vetusta Morla es que la influencia de los catalanes es tan obvia en como la de cierta banda de Oxford. Empecemos la crítica por el final. «Un Día en el Mundo» no es para tanto. Lo suyo al final no es tan diferente de lo que hayan hecho La Sonrisa de Julia, aunque supongo que el pecado de estos ha sido hacerlo desde una mala malísima multinacional. Si, Vetusta Morla llegan desde la más absoluta independencia y lo están haciendo muy bien, hay que reconocerlo.
Pero no hay que confundirse de independencia, ya que los madrileños hacen pop del de toda la vida, con un leve regusto alternativo que los sitúa junto a Maga, Ivan Ferreiro o sus propios Piratas. Hay excepciones bastante interesantes donde enseñan los dientes como la inicial «Autocrítica» o «La Cuadratura del Circulo», en esta última con especial influencia de Standstill, sólo en lo musical. Porque no me imagino a Enric Montefusco parafraseando a Eva Perón.
Como decimos son excepciones que dejan paso a un conjunto mucho más sosegado y normalizado. «Salvese Quien Pueda» remite directamente a Piratas jugando entre la paranoia y el estribillo redentor, «Pequeño Desastre Animal» entronca mucho con la tradición de Ivan Ferreiro y «Valiente» tiene influencias incluso de Fito Cabrales. Pero desde que comencé a escuchar el disco notaba que se me escapaba un símil claro con otro grupo de pop español. Y es que si bien puedan pertenecer a épocas y movimientos distintos, el parecido de la voz con la de Los Especialistas es notable.
Tiene «Un Día en el Mundo» una joya y una manzana podrida. La primera es «Copenhage», que roza la perfección pop con un estribillo que se te queda a la primera. La cruz es «La Marea», ejercicio de buenrollismo chill que parece directamente inspirado por aquel hit de Chambao que ilustraba una campaña de turismo andaluz. No es mal disco, pero yo para rendirme a sus encantos tendré que esperar por lo menos al segundo. Eso sí, podéis ir metiendo la mentada «Copenhague» en el recopilatorio de pop nacional de 2008.