The Unseen son una patrulla hardcore-punk de Boston que se mueven por parámetros cercanos a sus amigos y vecinos Dropkick Murphys, si cambiáramos el ambiente tabernero irlandés por la denuncia social. Aunque también pueden estar cerca de bandas de punk moderno y combativo como Anti-Flag o Rise Against. Así, en rojo y negro y decorado con las tumbas de los cientos de soldados estadounidenses caídos en la batalla, The Unseen presentan su quinto disco, primero para la discográfica de punk-rock y sonidos afines que es Hellcat.
El punk-core desgarrado y rabioso comienza en On The Other Side que continúa como si de una sola pieza se tratase en Scream Out. La gracia de la banda sigue residiendo en el punk veloz indudablemente agresivo (esto no es Offspring) y político repleto de consignas y frases coreables que incitan a la rebelión. La banda abraza lemas clásicos del punk como demuestra The End Is Near, entroncando con la temática anti-sistema, anti-USA y anti-política exterior estadounidense que tiene su mayor evidencia en Weapons of Mass Deception.
Las revoluciones bajan un poco con la más luminosa y melódica You Can Never Go Home, punk old-school entre Rancid y Dropkick Murphys. El ritmo hardcore arranca de nuevo con Dead Weight Falls. Y es que la banda está a medio camino del hardcore californiano y el neoyorkino de bandas como Sick Of It All, aunque sus temas siempre tiene un toque más rockero en las guitarras por mucho que Mark grite con asqueada voz las estrofas. Social Damage es un buen ejemplo.
La mezcla del disco está fundamentada, ya que lo produce Ken Casey de Dropkick Murphys y lo mezcla nada menos que Brett Gurevitz. Además está editado en el sello de Tim Armstrong. Esto ha propiciado que «State Of Discontent» sea más permeable a la melodía que su anterior disco, «Explode». Y esto explica también la aparición de Lars Frederiksen en We Are All That We Have que sin embargo no cambia en exceso el sonido street punk con alguna que otra guitarra más currada de temas como Flames Have Destroyed o Final Execution (Armageddon), esta última de lo más melódico y setentero del disco.
Y la gran sorpresa del disco llega al final con Paint In Black. Si, una versión de los Rolling Stones, ahí es nada. Y los cuatro de Boston están a la altura, haciendo una relectura lo suficientemente personal, oscura, paranoica y trallera como para aportar algo al original. Con «State Of Discontent» los Unseen abandonan muy ligeramente el purismo street-punk y sin inventar nada, se posicionan como una de las bandas punk más grandes del momento, modelo a seguir para las nuevas generaciones.